miércoles, 26 de diciembre de 2007

Cuida bien tus estrellas, mujer, cuida bien tus estrellas




Serán las fiestas, será el cansancio natural del fin de año, la cosa es que he andado bien desmotivada por la vida, sintiendo que tantas veces hago esfuerzos titánicos por sacar adelante cosas que después me han demostrado no servir, o no valer tanto la pena... trabajos, proyectos, viajes, algunas relaciones humanas (al parecer gasto mis balas equivocadamente)...

Soy, según un par de personas que coincidente (e independientemente) esta semana se dedicaron a analizarme, una persona muy "armada"; que es eficiente, que se las bate sola, que es tremendamente autosuficiente, que no necesita a nadie....

Qué increíble, pensaba yo, días después, cómo uno aprende a defenderse, a camuflarse, para no sufrir. A no mostrar el talón de Aquiles... porque pocas veces he visto a nadie tan necesitada de cariño como yo; tan dependiente del resto, tan sensible y en ese sentido tan débil... sin embargo me muestro ejecutiva, segura de mí misma; me las arreglo sola en casi todo ámbito, y mientras más necesito de contacto humano, más sola estoy.

El otro día salí a tomarme algo con ese hombre que me ha estado quitando las fuerzas, las ganas, las motivaciones y las esperanzas, y, curiosamente, a la vez dándomelas a cada instante durante todo este año. Mientras conversábamos unas cervezas sentados en una terraza de ese Santiago asfixiante que solo se tolera a eso de las ocho de la noche, una estrella luminosa y clara apareció por sobre su hombro derecho en mi horizonte.

Y recordé... recordé que las estrellas siempre simbolizan deseos, especialmente las primeras. Recordé esa canción de Silvio Rodríguez que se llama Judith y que dice con claridad e insistencia que como mujer debo cuidar mis estrellas, como el título de este post... y me fui... lejos, lejos, lejos.... y todo el año se me vino encima; con toda esa energía gastada, con todo el dolor, la inseguridad, el miedo, la espera; con tanto sentimiento sufrido en carne viva, con tan poco avance.

Y decidí pedir un deseo, desde mi triste soledad, desde mi inamovilidad en la vida, desde la aparente falta de esperanzas.

Le pedí a su estrella, esa que se asomó por sobre su hombro, que todo lo vivido juntos se cristalice en algo bueno y duradero; que lo que hemos construido nunca se pierda; porque ya ni siquiera pierdo las fuerzas en pedir que evolucione a otra cosa, total, hemos sido tan felices así no más... que aparezca otro que me dé todo lo demás que me falta; pero que no me quite lo que tengo, porque como él mismo dijo ese día, llega a dar escalofríos la manera en que nos parecemos, en la manera de vivir, pensar y sentir las cosas...

Así no más es.... decidida a cuidar mis estrellas, las cuales han llegado tantas veces a mi casa con formas y nombres que no son los que esperaba, que no son las que he podido entender, pero estrellas al fin.

Quizás es hora de que empiece, en vez de buscar pulirlas, cambiarles el brillo o atraparlas, dejarlas brillar, libres y felices, sobre mi pequeña y tonta cabeza, y quizás así también me sienta menos sola e incomprendida.


miércoles, 12 de diciembre de 2007

No voy a ser yo

Ha pasado su buen tiempo...

Ya casi casi me había rendido con este blog. Debo confesar que, seducida por Facebook, empecé a pasar mis escasos ratos en el nuevo juguetito subiendo fotos, buscando amigos, riéndome de tonteras.

Pero había algo que me faltaba... no sé, de partida parece que soy una persona tremendamente tradicional para mis cosas, y que los cambios bruscos me abruman.
Segundo, he encontrado voces amigas demasiado valiosas en estos barrios como para abandonarlas así no más...
Y tercero, pero no menos importante, mucha parafernalia será la de Facebook, pero no me permite escribir como estoy acostumbrada (y necesitada) de hacer.

Así que, con la cola entre las piernas, cual hijo pródigo, vuelvo a mi origen, a mi identidad secreta... cual Peter Parker, atormentada por la super bloguera que llevo dentro, regreso a las andanzas...

Últimamente me he puesto a pensar mucho en la fragilidad de los compromisos de esta sociedad, lo cambiante de todo, lo desechable que se ha vuelto cada cosa que emprendemos.

No tengo idea por qué, pero veo como huimos despavoridos frente a todo lo que signifique esfuerzo, entrega, trabajo, perseverancia o dolores de cabeza varios.

Me di cuenta de que soy así en mis relaciones personales. Que muchas veces soy la que recibe y no la que da; que cuando me toca dar, más por comodidad que por maldad, me alejo, me hago la tonta, espero que pase el vendaval y después regreso para celebrar.

Me di cuenta de que yo siempre he necesitado de gente que no sea así. Que me cuide, me espere, me aguante en mis múltiples defectos y mañas. Que me consuele, me arregle las cagadas, y muy por sobre todo, que me haga sentir que están al pie del cañón conmigo, que no importa el día, ni la hora ni el lugar, yo puedo contar con ellos.

Así que, en un acto que es mezcla absoluta de madurez e infantilismo, me propuse una meta para el próximo año. Faltarán más de quince días para que empiece el 2008, pero qué importa, total mi meta es de largo aliento y a nadie le hace mal un avance en la pega.

Mi propósito es ser mejor amiga, mejor empleada, mejor hija, mejor vecina, mejor persona en general.

Voy a ser más preocupada por los detalles, voy a ser más perseverante, voy a estar más ahí, con todos. Quizás la receta esté en posponerme para ser capaz de escuchar más, entregar más de mi tiempo, de mi alegría, de mi capacidad...

En fin...

Para terminar este ñoño pero esperanzado post, les dejo una joyita que descubrí hace poco y que, en cierta forma, me parece que se relaciona con mi nueva resolución... es una canción de Kevin Johansen y dice más o menos así:


El que se quede sin dar el paso,
no voy a ser yo
Quien se canse de tus abrazos, no voy a ser yo
No voy a ser yo, no voy a ser yo
Tengo tiempo y tengo paciencia, y sobre todo
Te tengo dentro de mi existencia de cualquier modo,
Y aunque falte tal vez bastante, no voy a ser yo
El que se canse antes, no voy a ser yo
Hay gente que no debería enamorarse
Algunos no deberíamos dar el sí
Yo no veo otra salida, no quiero pasar la vida
Sin que la vida pase a través de mí...
Quien se esconda de lo que siente, no voy a ser yo
No voy a pisar el freno, no voy a ser yo
El que se ande con más o menos, no voy a ser yo
Hay gente que no debería involucrarse
Con cosas que luego no pueden manejar
Yo no veo otra salida, no quiero pasar la vida,
Pisando una piedra y volviéndola a pisar...
Si querés un Principe Azulado, no voy a ser yo,
Si querés un ´Bangundangunladu´, no voy a ser yo
.
.
.
¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!

domingo, 18 de noviembre de 2007

La vida empieza cuantas veces quieras...

Este anuncio de Esso Market (no sé si está totalmente correcto) me interpreta completamente en estos días...

Las últimas dos semanas fueron de trabajo tan intenso que me daban ganas de llorar. Me detenía frente al espejo en las mañanas y me preguntaba, bastante compungida:

¿Para esto vivo? ¿Para levantarme, trabajar, volver a mi casa reventada, dormir y volver a empezar?

Más encima tuve que soportar con bastante dureza, nuevamente, las críticas y recriminaciones de todos a mi alrededor: Que ya nunca te vemos, que ya no sales con nosotros, que estás hecha una desaparecida, una ingrata, etc, etc, etc...

¿No detecta acaso la gente las ojeras, la cara de angustia, el nivel de sobregiro en el que uno está viviendo?

Yo sé que nadie me obligó, que si estoy así es tontera mía, pero POR FAVOR, un poco de empatía... cuando uno está hasta el cogote, lo que más necesita es comprensión y cariño, o a lo más un silencio que no hiera, pero no requiere de cobranzas que hagan que uno se hunda aún más.

Por lo mismo, medio picada con el mundo exterior, esta semana me dediqué a mí misma los ratos libres que fui recuperando de a poco. Mi lista es absolutamente superficial y egoísta, pero de a poco me ha ido relajando y volviendo a mi centro, tan perdido en este colapso, e incluye:

- Ida a la peluquería y a hacerme las manos
- Ida a Starbucks
- Arriendo de películas pendientes (es tan grave lo mío que tuve que partir por Match Point, que ya está rancia de vieja, pero que claramente valía la pena ver...)
- Dormir siesta (para algunos podrá significar tiempo perdido, pero para mí es una gran inversión, dado que gasto significativo número de horas de mis noches en avanzar con las miles de mierdas en las que me meto por responsable, huevona, fácil o comprometida; o quizás de todas las anteriores un poco)
- Ordenar mi pieza
- Bajar música
- Salir a bailar dos veces (esto sería lo único que hice con amigos)

Y el resultado es que he vuelto a descubrir para qué trabajo, para qué me esfuerzo, para qué me levanto. Estoy más contenta, más tranquila, más entusiasta y mucho más positiva.

Me he reenamorado de mi ciudad, de la primavera, de la gente, de las posibilidades de panoramas y de mi realidad en general. Me he reiniciado.

Ahora, menos neurótica, más contenta, podré volver a mis amigos y familiares, a una vida social normal. A las deudas pendientes con los más solos y aproblemados, al carro vertiginoso de los más prendidos. A las muchas promesas que he hecho y que simplemente no he podido cumplir (sorry Tadashi). No he querido quedar como incumplidora o mentirosa, simplemente mi día no tenía tantas horas...

Y como lo bueno llama a lo bueno, más encima ayer, mientras iba camino a un matrimonio con un amigo de toda la vida que me invitó, me llamó Mariano para que salieramos. No lo veo hace muchos días, principalmente porque él también ha estado con trabajo intenso, y porque la última invitación que me hizo tuve que declinarla amablemente por problemas de... trabajo. Mañana vamos a salir después de nuestras respectivas pegas a tomarnos un trago.

A los dos minutos llamó Domingo, quien también quería saber en qué andaba... ya el viernes en la noche me había querido pasar a ver, pero como se manifestó a la 1:30 am, me encontró en la cama a punto de rendirme en batalla contra Morfeo.

Es decir, en este último punto, el del romance, las cosas no han cambiado para nada. Filo. Me he sentido querida, buscada, interesante, y eso es lo que me importa. De hecho, agradezco que nada haya evolucionado hacia nada mejor o peor, porque en la situación en que me encontraba al parecer no estaba en condiciones de lidiar con dramas o pasiones demasiado intensas.

Si hay algo que puedo concluir de este tiempo es que Dios, la Divina Providencia, el azar, la naturaleza o como le queramos llamar, es bien sabia, porque me ha dado todo lo que he necesitado para sobrevivir dignamente al caos y el desorden, sin sobrecargarme con excesos o adornos que A PARTIR DE AHORA creo estar en condiciones de enfrentar...

En fin... la vida empieza cuantas veces quieras... y eso me hace sonreír y esperar, emocionada, por lo que ha de venir.

jueves, 8 de noviembre de 2007

No news... ¿good news?

Sorry por lo desaparecida...

COLACSO total en la pega...

No news. Only stress.

Extrañamente, bastante tranquila por dentro. Parece que es la gracia de cuando se está extremadamente agitada por fuera...

jueves, 25 de octubre de 2007

To be continued...

Lo único que puedo decir que ha sido entretenido de toda esta situación es que todo ha ido saliendo de las maneras más imprevistas que se puedan imaginar.

Por ejemplo, el miércoles pasado, la pequeña e incoente Sombra de Mi dormía plácidamente, cuando, a las 3 de la madrugada, sonó su celular. Era Mariano. La pequeña Sombra, casi sonámbula, contestó.

- Aló?
- ¿Estabai durmiendo? (voz ligeramente traposa)
- Mmmmm sí
- ¿A ti nunca te enseñaron a apagar el celular antes de acostarte?
- Mmmmm parece que no
- Sombrita... ¡cómo estai po! Eres lo máximo... vengo llegando de un carrete con mis amigos y pensé... ¿a quién voy a llamar? ¡ya sé! a la Sombra poh...
- Ah, qué bueno... (sin atinar nada)
- Oye, estoy afuera de mi casa y en verdad no tengo llaves así que no tengo idea cómo voy a entrar...
- Bueno, vas a tener que cachar porque yo no tengo posibilidades de irte a rescatar... ¿ya?
- Ya. Pero oye... ¿nos vamos a ver el fin de semana? ¿cierto que sí?
- Sí, pero después hablamos de eso. Ahora anda a acostarte, ¿ya?
- Ya... ¡buenas noches!
- Buenas noches...

Al día siguiente, mensaje de texto avergonzado, pidiendo perdón por la desubicada, aduciéndose curadito en extremo y muy alegre.
Y después nada. El fin de semana desapareció, ni un rastro de su persona.
No quise llamarlo para no presionarlo ni avergonzarlo.
Y esta semana sé que no está en Santiago, así que no tener noticias de él no es tan raro.

Por otro lado, desde el jueves pasado hasta hoy, es decir, exactamente siete días, he estado cinco de ellos con Domingo instalado en mi casa por diversos motivos, algunos muy serios y justificados, otros más chantas que nadie. Solo una vez lo invité yo, y esa fue una instancia de las primeras, es decir, seria y justificada. De hecho, el último día (martes) comentamos que parecemos pololos, porque además de estar todo el rato juntos, conversamos, trabajamos, nos reímos, nos conocemos e interactuamos (incluyendo mini discusiones, muy divertidas) como una pareja de hace años.
Mi familia ya tomó cartas en el asunto, y no solo me columpian todo el rato, sino que mi madre, cínicamente, me tiró el tema de la diferencia de edades, me dijo que no lo encontraba para nada de terrible y todo lo demás. A lo que yo la miré con cara de loca y le dije: ¿¡de qué me estás hablando mujer!? (¡¡nunca tan pava de reconocerle todo el rollo!!)

Yo cacho que no estoy de ánimo para analizar nada.

Sólo me voy a quedar con dos cosas.

La primera es el análisis de Tadashi de la llamada nocturna, que según él es auspiciosa porque cuando se está curado no se hacen tonteras al azar, sino que aflora el verdadero yo que hace lo que tiene ganas sin pudores ni trancas sociales - emocionales - sentimentales - etc.

La segunda es una sensación mía... TODA ESTA HISTORIA CONTINUARÁ....

Y me da mucha risa que así sea.

PD! A mis lectores y leídos de siempre, perdonen la falta de comentarios en sus páginas esta semana... no sé por qué mi navegador no me quiere dejar comentar y se queda como pegado cuando elijo esa opción... sepan no más que "alguien los mira" con mucha atención!!!

lunes, 15 de octubre de 2007

Certezas

No sospecho por qué siento todas las cosas que van pasando por mi corazón, por mi cabeza, mis manos y mis pies.

No tengo idea de por qué mi vida se ha ido configurando de la manera en que lo ha hecho, es un misterio para mí.

Creo no haber sido tan rara. Ni haber hecho las cosas tan equivocadamente.

Creo, sinceramente, no haber sido una persona tan mala, ni merecerme todas las cosas que a veces me pasan. O las que no.

Simplemente, hoy, igual de perdida que siempre, busco en mi historia y en mi cabeza certezas que me vayan indicando por dónde seguir, qué cosas elegir, lo que me ha de hacer feliz.

¿Por qué tantas veces los lugares que me debieran dar más luz, son los que traen consigo más sombras? Supongo que será por los contrastes naturales de la vida...

El asunto es que la cosa está complicada, y aunque debiera sentirme contenta, y hasta halagada, no sé cómo va a terminar todo esto, y me asusta.

No me siento capacitada para seguir esperando, sufriendo, soportando, creyendo. No me siento en edad ni condición de volver a cruzar los dedos por algo mejor. Me siento en una encrucijada, en la cual tengo que elegir uno de dos caminos, los cuales, por cierto, me muestran salidas inciertas, si es que las hay.

Lo único que doy por cierto en este momento es la angustia y el vacío que siento, la tristeza, la soledad abrumadora, el temor; ese gigante, irracional, posesivo temor que me tiene dando vueltas como un espíritu, incapaz de reírme de cualquier cosa, incapaz de pensar con cordura.

Las cosas se han desarrollado, por un lado, de acuerdo a lo esperado, por otros, muy inexplicablemente, confundiéndome hasta el extremo.

Este fin de semana ha sido intenso y entretenido, pero a la hora de hacer balances solo me queda la duda como compañera...

Por un lado está Mariano, con el que volví a salir el sábado, con el cual volví a conversar profundo, con el cual tengo conexión y onda, pero que no avanza para ninguna parte, que no hace más que gestos amistosos conmigo y que me provoca sensaciones encontradas a cada minuto. A veces quiero besarlo, a veces quiero darle un abrazo y decirle que es un gran amigo, a ratos lo miro y pienso cómo la vida nos pudo juntar, tan distintos pero a la vez tan compatibles... por lo menos puedo decir que lo pasamos increíble y que realmente esto no tiene para cuando parar, porque él está más embalado que yo y ya me tiene como cinco planes de carretes, lugares que conocer juntos... una intensidad notable, pero aún sin dirección.

Luego, ayer volvió a aparecer con fuerza el fantasma de Domingo, tan parecido a mí, tan perfectamente conectados que parece que fuéramos pareja hace años. Todo lo que yo creía superado y dormido en mí con respecto a lo nuestro volvió con potencia al darme cuenta de su desesperación al saber de lo que está pasando con Mariano. Su reacción ha sido de celos encubiertos, en estas dos semanas ha venido a mi casa más de lo que acostumbra, con cualquier excusa tonta, y anoche reclamó que lo tenía botado hace tiempo así que teníamos que salir. Fuimos con un par de amigos a un bar que solemos frecuentar y se pegó a mí como una lapa. No me dejó de mirar ni de tocar de una u otra forma durante toda la noche. Tomamos bastante así que a la hora de volver nos mandaron a los dos atrás en el auto. Hizo que me recostara sobre su pecho, y hubo un minuto en que su cara estuvo tan cerca de la mía que nuestras narices se tocaban, y su respiración se mezclaba con la mía. Su mirada decía miles de cosas, cosas quizás largamente guardadas, desinhibidas ahora por los tragos de más... No avanzó más que eso, pero bastó para hacer girar mi mundo de una forma que me asustó. En ese minuto yo no me acordaba de Mariano, de quién era, de lo que me tiene tan contenta, yo solo quería que la pequeñísima distancia que separaba nuestros labios desapareciera de una vez por todas, pero eso fue todo; no sé si realmente lo paró la presencia de sus amigos, el miedo de siempre o algo nuevo, pero puedo jurar que el aire se podía cortar con cuchillo, había tensión, tensión sexual, y esa mirada que no puedo describir... Cuando llegamos me senté derecha y le pregunté al oído cómo estaba, si se sentía bien, entonces me descolocó diciendo fuerte: ¿por qué te tienes que poner tan cerca mío para preguntar? A lo que yo, medio dolida, me separé, y su amigo, dándose vuelta le dijo, en tono de reproche: Ahora po hueón, después de que te pasaste pegoteado a ella toda la noche...

Me da susto. Que nunca jamás vuelva a recorrer esa pequeña distancia que une vidas. Ni con Domingo ni con nadie.
Me da rabia. Que aparezca, después de todo este tiempo, de todas las oportunidades que ha tenido, y haga lo que hizo, más encima, impulsado por el alcohol (doble rabia!!)
Me da pena. Sentirme así, cuando debiera estar feliz por la gente que he conocido, por lo bien que lo he pasado.
Me da ira. Conmigo misma porque sé, por ejemplo, que nunca voy a ser capaz de encarar a Domingo al respecto, y para qué, si aunque se me declare y quiera algo conmigo, probablemente será demasiado cobarde para atreverme a vivir ese algo con él. Destruiríamos la amistad, y nada más.

Parece que me voy a retirar de las pistas, capaz que me vaya a vivir a los Himalayas, a cualquier lugar donde no haya Domingos, ni Marianos, ni dudas, ni problemas, ni actos fallidos, donde haya solo paz y certezas... es lo único que pido, certezas, puesto que las esperanzas ya no me alimentan y me estoy muriendo de hambre y de sed en la mitad de esta tormenta.

domingo, 7 de octubre de 2007

Nadando

He decidido ser feliz.

Cosa que puede sonar banal, ilusa, estúpida o inútil.

Pero me parece que no lo es en absoluto.

Hay millones de cosas que no puedo decidir en mi día a día. Lo que me va a pasar, cuándo y cómo.

Pero sí puedo decidir tomarme las cosas con calma, con humor, con filosofía, con madurez.

Hecha esta declaración de principios puedo contarles lo que pasó el fin de semana.

El viernes me encontraba yo, muerta por la semana de trabajo más agotadora del último tiempo, reposando sobre mi cama, semi-dormida, cuando sonó mi teléfono. Quiero decir que toda la semana había estado saltona, que cada vez que sonaba el maldito móvil, especialmente si eran números desconocidos, llegaba hasta el techo y contestaba con la voz más estudiada del planeta. Pero justo, justo, justo, ahora no. Contesté con voz rancia de dormida.

- ¿Sombra de Mí? (usó mi nombre completo)
- Mmmm sí....? (todavía no caía la pajarona)
- Jajajajajaja ¡hola!
- ¿Quién es? (más perdida que el teniente Bello)
- Mariano...

Me puse de pie como un resorte, simplemente, tratando de disimular, tardíamente, mi voz de cadáver

- ¡Hola Mariano!
- ¿Estabai durmiendo?
- No, cómo se te ocurre, lo que pasa es que estoy un poco afónica, tú cachai, soy alérgica a la primavera (no del todo mentira, la primavera me deja con voz de travesti)
- Ahh... Oye, te llamaba porque con unos amigos queremos ir a bailar a XXX, ¿te tinca unirte?
- ¡Ya, qué choro!
- Qué rico, entonces ¿te tinca que nos juntemos allá a las...?
- Estupendo, nos vemos allá, gracias por llamar....
- Sí, qué rico vernos, ahí conversamos, ¡un beso!
- ¡¡Chao!!

No voy a entrar en detalles acerca del carrete en cuestión, porque sería demasiado largo y tedioso, lo único que puedo decir es que llegué a mi casa a las 6 de la mañana...

Solo me limitaré a hacer un par de reflexiones (y solo reflexiones) acerca de la salida:

Primero que nada, no sé qué mierda significa que salieramos en grupo ¿solamente amigos? ¿está probando cómo me adapto a su círculo? ¿quiere que todo sea lento y piola?

Segundo, debo recalcar que se preocupó de mí de manera muy especial. Bailó mucho conmigo (no todo el tiempo, porque andaban varias amigas de él de toda la vida, y además sus amigos también fueron muy acogedores y solicitaron varias piezas de danza conmigo). Me pagó todo (a pesar de que me ofrecí a cancelar mis consumos y que esta experiencia no la había vivido hace mucho tiempo), y nos sentamos a conversar una vez más de mil cosas, llegando a conclusiones muy profundas y a descubrir aún más gustos en común.

Tercero, quedamos en volver a salir, esta vez a almorzar en la semana, solos los dos, y a otro carrete notable el sábado, todos iniciativa de él.

La conclusión mía es la siguiente...

Qué importa lo que esto sea, para dónde lleve el camino, qué nombre le vamos a poner. Muchas veces me pasa que por estar atenta a la meta me pierdo el paisaje de la ruta. Ahora no pienso hacer lo mismo. Despacito por las piedras para empezar, a gozar de todas y cada una de las instancias que se den, sea éstas cuales fueren, además que, siendo sincera conmigo misma, todavía no decido si este gallo me encanta en verdad o simplemente me cae increíble...

Ahora me entregaré a lo que sea, porque además ya maté el cuco de que las suyas eran puras promesas vanas, veo que su entusiasmo es verdadero, que su alegría es cierta, que su interés es genuino y que con él puedo ser tal como soy, líbremente.

Estoy muy contenta.
Lo he pasado muy bien.
Ya no ando saltona, sino que siento una paz increíble.

Estoy nadando como si nunca hubiera dejado de hacerlo, como si no me costara nada, por las aguas mansas de este hombre, como un pez feliz y colorido... ya veremos cuán vasto es el océano y qué sorpresas se ocultan en sus profundidades...

miércoles, 3 de octubre de 2007

¡Al agua pato!

Aquí estoy otra vez...

Escribo muy corto, porque ya es muy tarde... pero necesito decir esto:

¡APARECIÓ!

Anoche, atormentada por las ansias y asesorada por mi nuevo manager amoroso (Tadashi... mil gracias una vez más), le mandé un mail y lo agregué a MSN. (Ya lo sé, soy una ansiosa de miedo...)

Resultado...

Hoy, mail de vuelta, conversación de una hora por MSN y acuerdo de salir este fin de semana...

¿Qué más puedo decir?

No me importa el resultado de todo esto, no me importa lo que pase, o deje de pasar, estoy gozando cada minuto de esta historia, y eso no tiene precio, cual comercial de Master Card.

Don´t worry. Como siempre, tendrán la primicia...

martes, 2 de octubre de 2007

Qué lindo que es soñar...

No tengo idea por qué, pero mientras más cosas tengo que hacer urgentes (para ayer), más ganas me dan de escribir este blog, de jugar solitario en el computador, de conversar sobre la inmortalidad del cangrejo con quien se me cruce en el teléfono, el Messenger o en vivo y en directo, o qué se sho... la cuestión es que en los últimos tres días no he sido un ente productivo en lo absoluto, y las cosas se amontonan, literalmente, sobre mi escritorio.

Filo. Estoy contenta.

Ando soñando por los pasillos, pasándome rollos, cantando en voz alta. Como siempre me pasa, la gente me encuentra más hermosa y luminosa que otros días, y yo me río para callado, aunque igual me da un poquito de rabia que siempre que me pregunten estas cosas haya un hombre involucrado en mi mejoramiento anímico/estético.

Y eso que el viaje famoso me dejó bastante achacosa, arrastro un resfrío de aquellos, voz de travesti, harto moco y un malestar a la espalda que me hace caminar como viejecilla encorvada. De hecho, un doctor amigo me recomendó que acotara todas mis actividades a lo justo y necesario, que apenas anduviera en auto, que no haga ninguna fuerza, lo que no me impide bailar con la mirada y gozar de reírme con cualquier cosa.

De Mariano todavía no sé nada. Igual es demasiado pronto, recién hace poco más de 48 horas que nos separamos y sé que él no tiene mi mail, así que en verdad no cacho qué hago abriendo mi correo cada tres minutos... tiene su lado entretenido la intriga de la espera, el sobresalto de la expectativa, no tego idea, parece que me pegó fuerte la primavera...
Hoy me encontré una llamada perdida en el celular de un número desconocido y se me detuvo el corazón. La devolví de inmediato, pero nadie contestó. Y de ahí no me atreví a volver a llamar... me aferro con fuerza a la idea de que lo que haya de pasar, pasará de todas maneras, y lo que no, no.

He descubierto que no tengo nada que perder, que si esto queda aquí fue muy lindo mientras duró y no tuvo ningún costo para mí, no quedan pedazos sueltos o rotos por recomponer. Y si sigue adelante, pues bien, cada día tiene su afán y ya veremos...

De las personas que saben algo de lo que está pasando, dos de ellas amigos cercanos y ustedes, mis fieles amigos lectores, sólo he recibido buenas vibras y augurios.
Así que me estoy dando el placer de esperar cantando la canción de Kevin Johansen que Mariano me mostró en el viaje, y que dice más o menos así:

Anoche soñé contigo
y no estaba durmiendo
todo lo contrario
estaba bien despierto.

Soñé que no hacia falta
hacer ningún esfuerzo
para que te entregaras
en ti yo estaba inmerso

Que lindo que es soñar
soñar no cuesta nada
soñar y nada mas
con los ojos abiertos
que lindo que es soñar
y no te cuesta nada mas que tiempo.

¿Que hacer con tanta angustia?
por cosas no resueltas
con toda esta energía
casi siempre mal puesta

Si pudiera olvidarme
por siempre de mi mismo
habría de encontrarme allá
en tu dulce abismo

Que lindo que es soñar
soñarno cuesta nada
soñar y nada mas
con los ojos abiertos
que lindo que es soñar
y no te cuesta nada mas que tiempo

Soñé que no hacia falta
hacer ningún esfuerzo
para que te entregaras
en ti yo estaba inmerso.

Nada mas que tiempo....

Anoche soñé contigo...


El jueves le mando un mail casual. Y que Dios nos pille confesados!!

domingo, 30 de septiembre de 2007

Oxígeno

De vuelta frente a esta pantalla, me encuentro con la pregunta de Cheluca, que me cuestiona dónde ando... bueno, a continuación pasaré a contarles el por qué de mi silencio y las muchas cosas que me han pasado en estos días...

Me da miedo en verdad relatar lo que me ha estado pasando, no sea que nuevamente sean actos fallidos los que me acompañen, pasos en falso; por otro lado siento la confianza de que, quiéralo yo o no, las cosas siempre suceden como tienen que pasar, así que, confiada en esa verdad, los pongo al día de los hechos.

Un poco antes del 18, justo en los días en que escribí por última vez en este blog, algo pasó en mi vida que cambió la inercia hasta ahora reinante. En el trabajo me pidieron que partiera fuera de Santiago con un grupo de gente para una salida a terreno por aproximadamente diez días. No tenía nada que perder, así que acepté sin pensarlo más.

Con el correr de los días me avoqué con fuerza a adelantear trabajo y evitar entonces que mi ausencia generara avalanchas de cosas a la vuelta. Resumen, el 18 se me vino encima con violencia y yo, más apagada y cansada que nunca. Sin embargo, me obligué a salir, tomar, bailar, pasarlo bien, puesto que los próximos días serían de pega dura, estas salidas nunca son fáciles ni relajadas... de esos días no tengo nada notable que contar, excepto que aproveché de estar con mis amigos, reirme y prepararme sicológicamente para lo que me esperaba.

Unos días después de las fiestas patrias, me econtraba con mi maleta en el lugar de partida al viaje, juntándome, además de mis compañeros de labores típicos, con un grupo de gente que en realidad no conocía, pues para esta salida nos habíamos asociado con otra empresa cercana a nuestro rubro, que nos aportaría con experiencia y puntos de vista cercanos.

Y ahí estaba él.

Nos saludamos y me llamaron la atención sus ojos, llenos de chispa y vida.
Era, para todos los efectos, lo que yo nunca hubiese buscado para mí, lo que jamás hubiese elegido; en todo diferentes. Varios años más joven que yo (lo que a estas alturas es casi una constante en mi vida), más bajo que yo, muy moreno, con varios piercings en las orejas, tenida muy casual, muy outdoors, pelo un poco largo, ágil y movedizo.

Lo llamaré Mariano.

Nos saludamos en medio de la multitud y el caos propio de la partida de los grupos grandes; en medio de gritos, apuros, búsqueda de cosas de último segundo. Nos subimos al bus y partimos, él se sentó delante mío.

No fue hasta el día siguiente que volví a reparar en su presencia, cuando se sentó a mi lado para desayunar y comenzó a hacerme preguntas generales, y, de manera gradual, fuimos descubriendo que habíamos tenido vidas parecidísimas, penas e historias muy similares, y, sobre todo, ideas y pensamientos, gustos y anhelos tremendamente compartidos.

De ese momento en adelante, empezamos a compartir mucho. Dentro del enorme grupo, él siempre se las arreglaba para buscarme. Se sentaba al lado mío en charlas y conferencias, si íbamos caminando hacia algún lado, lo hacíamos juntos. Yo también comencé a buscarlo, casi inconcientemente. Conversabamos mucho, y realmente para mí se convirtió en una de las instancias más entretenidas e interesantes de este viaje de trabajo, pesado y a veces hasta ingrato. Nos tocó resolver algunos problemas juntos, nos reímos con gran sentido del humor, y un día terminamos en su pieza, sin zapatos, sentados a lo indio y fumando hasta altas horas de la madrugada como si nos hubieramos conocido desde siempre.

Me di cuenta que otras mujeres en el grupo se fijaban en él, que lo buscaban y le hablaban. Siempre su mirada buscaba la mía, y en medio de este acoso, una señal casi imperceptible me hacía sentir que estabamos cerca de todos modos.

Como a los cinco días, me preguntó abiertamente si yo saldría con él a la vuelta de este viaje. Le dije que feliz lo haría, y quedamos en hablar llegando, luego de intercambiar teléfonos y mails.

Cada minuto libre del apretado itinerario lo pasabamos juntos. Hicimos un par de actividades al aire libre, que él me llevó a conocer, nos arrancabamos a fumar, a comprar algo para tomar, simplemente a conversar en la playa bajo la luz de la luna llena más increíble, grande y amarilla que he visto.

Su vida me produce mucha curiosidad y empatía. Hace menos de un año que salió de una larga y tortuosa relación de pareja, dice no estar ni dispuesto ni abierto a entrar todavía en otra, sin embargo se mostró receptivo, cariñoso y muy galán conmigo, aunque nunca llegamos a tener contacto físico fuera del habitual entre dos personas que se vienen conociendo...

Anoche llegamos de vuelta a Santiago, con una pena enorme de separarnos. Él me reiteró sus intenciones de llamarme para salir a alguna parte, yo le reiteré que esta idea me gustaba mucho.

Y aquí estoy sentada, pensando en lo raras que son las cosas a veces.
Después de estar casi diez días con muchas personas, en medio del ruido y el trajín, añorando fuertemente mi espacio personal, éste se siente vacío e incómodo.
Después de haber pedido un cambio, ahora no tengo idea para dónde va a llevarme esto. Que ni siquiera sé qué es. ¿Atracción? ¿Interés? ¿Refugiarse en alguien que te entiende? ¿Pasar el rato?

Muchas personas me han dicho que soy bien clarividente para algunas cosas, sobre todo para juzgar personas y relaciones desde afuera. Que soy capaz de adivinar intenciones y, casi casi, lo que va a pasar. Bueno, cuando se trata de mí misma, soy más que un cero a la izquierda. Siempre termino malinterpretando las señales, y muchas veces agrando cosas pequeñas o viendo señales donde no las hay.

Y eso es lo que me tiene inquieta ahora.
El sentir que entro en la dimensión desconocida con Mariano.
En la cual pueden pasar dos cosas, básicamente; una, que nunca más sepa de él, que nunca aparezca y yo me sienta nuevamente y por milochocientava vez en mi vida una estúpida y quizás qué otras cosas peores...
Dos. Que esta vez haya conocido a un hombre que realmente hace lo que dice y que dice lo que piensa, que quiera realmente salir conmigo y conocerme mejor, que estoy a punto de vivir algo diferente, cuyo nombre o naturaleza en este minuto desconozco pero que poco me importa, porque se siente tan bien lo que hasta ahora hemos vivido...

Ha sido realmente como un baño de luz, de oxígeno, después de estar hundida en las profundidades por demasiado tiempo.

Y aunque desconfío de mi habilidad para nadar, después de este largo letargo que me ha atrofiado, lo único que tengo son ganas locas de avanzar, de mantenerme a flote, de llegar a la orilla para al fin abandonarme al descanso, simplemente, bañada por la luz cálida y envolvente del sol...

domingo, 9 de septiembre de 2007

Inercia

Hace mucho tiempo que no escribo mi blog, y eso no me parece raro, dadas las circunstancias de que hace mucho tiempo que no hago nada de nada.

Estoy tan, tan, tan cansada con el trabajo, con la falta de "emociones" en mi vida, que con suerte me da para cumplir con mis obligaciones mínimas y el resto queda siempre pendiente para un después, que hay días que veo terriblemente lejano.

Me da susto estar con depresión.

Porque, a pesar de que aún rindo en el trabajo todo lo que debiera, e incluso más, como que todo el resto de las cosas entró en compás de espera.

Me muevo por inercia, me asaltan minutos de ansiedad profunda, como si una mano invisible me apretara el cuello y me impidiera respirar. Me quejo de que mi vida personal no se mueve para ningún lado, pero las contadas veces que me llaman mis amigos para salir a alguna parte, no me da el cuero para entusiasmarme y termino pasando.

Tengo pena, y eso es una realidad.
Estoy cansada de luchar, y eso podría ser una enfermedad.
No le veo sentido a las cosas y no logro darme cuenta de si eso es ceguera o es una certeza ante algo que es parte de mi vida.

Tantas veces he dicho en este mismo blog que no quiero quejarme más, que me doy lata cuando me pongo llorona y quejumbrosa, pero en realidad esa es la tónica de estos días, esta soy yo hoy, y ya me he pillado más veces de las que quisiera llorando en la cama o frente al computador, cuando nadie me ve.

En un intento por animarme fui a una tienda y me compré bastante ropa y un anillo fabuloso, pinturas, zapatos, y este fin de semana salí mina-mina a la primera parte que me tocó ir (un almuerzo familiar). La verdad es que la emoción por las cosas nuevas me duró un poco más de un par de días, y ahora más encima lloro sobre el hoyo en mi cuenta corriente.

Lo último me ha servido de lección, para darme cuenta que la vida es mucho más que objetos y la felicidad, por cliché que suene, no está en las cosas.

Para qué me sigo engañando, para qué les embolino la perdiz. Lo que me pasa es que necesito desesperadamente un cambio, necesito sentirme amada, necesitada, cuidada por un hombre, por alguien que me haga sentir que completo su vida, necesito que alguien complete mi vida, y si eso no ocurre nada más lo hará; porque he intentando alienarme con horas y horas de trabajo, con noches interminables de carrete, con cerros de compras y nada me tranquiliza en realidad.

Reconozco en mí la necesidad intensa de trascender, de tener mi espacio en el mundo, y, equivocada o no, siento que esa trascendencia la puedo lograr a través de la fundación de mi propia familia, del aporte de hijos que me hagan sentir realizada y que proyecten mi presencia en el mundo mucho más allá de los cortos años que seré parte de él.

He caído en un círculo vicioso. Ando llorona y depre, y mientras más me dejo llevar por esta sensación, peor es, porque me encuentro cada minuto que pasa más patética e indigna de salir del bache.

Y aunque todo esto es cierto, proyecto al mundo la imagen de que estoy perfecto, feliz y realizada, cansada y atorada de pega eso sí, pero todos estamos un poco igual, así que no importa mucho en verdad. No me dejo flaquear públicamente y jamás iría a un sicólogo porque los encuentro caros y que no son para mí (esto es, más que probablemente, un prejuicio, pero qué se le va a hacer).

Y hay una cosa más.
Están las pesadillas. En las cuales siempre estoy a punto de concretar algo con alguien y no pasa nada. Siempre fracaso en esos sueños de mierda, y despierto con la quemante sensación de que nunca más voy a dar un beso, de que nunca más nadie me va a tocar, de que mis días de amor se agotaron.

Mi propia mente me da un susto terrible, porque me percato de lo fuerte que es contra mi voluntad, de la manera en que maneja mis sentimientos y mis pensamientos; me asusto a veces pensando que puedo estarme volviendo loca y mi único consuelo al respecto es una frase ñoña que escuché una vez en una película, que decía que la gente que enloquece nunca se da cuenta de eso.

En fin. Si algo no pasa pronto, voy a dejar de creer.
Me voy a marchitar.
Y la indomable optimista que había en mí, se va a morir irremediablemente de sed.

Porque hasta los positivos necesitamos de esperanzas, de planes y proyectos con los cuales podamos soñar para derrotar a la inercia que nos quiere dominar...

Siempre que me preguntaron, dije que mi miedo más grande en la vida no eran la oscuridad ni los ladrones, sino estar sola.
Hoy puedo decir que esto ya no es un miedo, sino la verdad por la que navego todos los días de mi vida.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Perfume

Otra de las cosas que me impactó de mi reciente reunión con la Sandra, fue un comentario que me hizo acerca de los comienzos de su relación con Lucas.

Para ella, uno de los factores que le hizo darse cuenta de lo que estaba sintiendo por el que ahora es su novio, fue el olor de él. O, mejor dicho, hacerse conciente de su olor. Me dijo que un día cualquiera, cuando ella todavía pololeaba con otro y eran simplemente amigos que se reunían a sorprenderse de lo mucho que tenían en común, habían quedado de juntarse en un café bastante concurrido; que ella se había sentado a esperarlo en una mesa y que había percibido su presencia aún antes de verlo. Por el olor. Y luego definió esta situación y esta atracción como un aura que la envolvía totalmente, que sus extremidades se prolongaban más allá de su cuerpo, permitiéndole sentir un contacto exquisito con él, más allá de la vista o el tacto convencional.

Estas declaraciones no habrían tenido tanto impacto en mí si no fuera por dos cosas:

La primera, hace dos días releía el excelente libro de Susanna Tamaro Donde el corazón te lleve.
Copio textual el trozo de la página 140 que me dejó helada, pues conociendo a la Sandra, ella no ha leído este libro:

Hace un tiempo leí en un diario que, según las últimas teorías, el amor no nace del corazón sino de la nariz. Cuando dos personas se encuentran y se gustan, comienzan a enviarse pequeñas hormonas cuyo nombre no recuerdo; estas hormonas entran por la nariz, suben hasta el cerebro y allí, en algún meandro secreto, desencadenan la tempestad del amor. En conclusión, los sentimientos, no son más que olores invisibles. ¡Qué tontería! Quien haya sentido el amor verdadero en la vida, el grande y sin palabras, sabe que estas afirmaciones no son más que un golpe bajo para mandar al corazón al exilio. Claro, el olor de la persona amada provoca grandes turbaciones. Pero para provocarlas debe existir algo más, algo que, estoy segura, es muy distinto de un simple olor.
Al estar junto a Ernesto en aquellos días, por primera vez tuve la sensación de que mi cuerpo no tenía límites. A mi alrededor sentía una especie de aureola impalpable, era como si los contornos fueran más amplios y esa amplitud vibrara en el aire con cada movimiento.

La segunda, es que mientras leía y conversaba sobre estas cosas, sin todavía unir las piezas del puzzle, tuve extrañas y extremas sensaciones en mi vida, relacionadas con el olor.

Para empezar, florecieron los aromos, lo que me obliga a bajar el vidrio del auto cada vez que paso frente a uno de ellos. Si entro en una habitación que tiene ramas de aromo floridas en un jarrón, estoy frita, caeré en un éxtasis de melancolía y de recuerdos que no me dejará concentrarme en casi nada más. Y no es broma. El jazmín y el aromo son mis olores de la naturaleza favoritos, y es quizás por eso que amo tanto la primavera. No por el romance, la temperatura, la perspectiva del verano (y las vacaciones), sino simplemente por los olores y la luz. Amo esta ciudad de noche, en pleno verano y fines de primavera, porque las ventanas abiertas me traen oleadas florales, terrosas, de pasto mojado, de viento fresco, y estos vapores actúan como drogas en mí. Solo puedo compararlas con escuchar una canción realmente buena y que significa realmente mucho para uno, en un minuto de calma absoluto y de apertura total de los sentidos...

Luego, vino esta tonta experiencia en el mall. Estaba muy lleno de gente, cosa que odio, por lo que caminaba firme y decidida para salir luego de mis trámites e irme de ahí. Repentinamente pasé por el lado de un viejo de unos setenta y cinco años. Su olor, un perfume cuyo nombre desconozco realmente, me dejó helada. Paré de caminar y el rostro, la voz, la historia de un hombre a quien amé mucho, y que usaba este mismo perfume, se me vinieron a la cabeza. No me pasaba hace tiempo y la verdad es que no fue desagradable del todo, porque atesoro esos recuerdos en un cajón muy profundo de mi mente, donde no me pueden hacer daño, y sacarlos de vez en cuando me trae al presente no solo los dolores que me causó, sino también la certeza de haber vivido un gran amor, con todos sus bemoles. Es decir, está bien recordarlo en pequeñas dosis y luego volver a confinarlo a su baúl en las oscuridades de mi psiquis.

Siempre me han gustado mucho los olores. Mi único lujo, derroche del cual podría decir que debiera avergonzarme, más que zapatos, ropa, CD`s u otras cosas, son los perfumes. Tengo unos quince diferentes, algunos regalados, otros comprados; traídos de viajes y duty frees de todo el mundo por mí o por los que me conocen. Generalmente los uso de manera ordenada, uno a la vez hasta que se acaba, haciendo salvedades cuando salgo a bailar o a algún evento nocturno, en que uso uno especial. Pero últimamente me he dedicado a picotear de aquí y de allá. decidiendo cada mañana que el día se presenta de esta o de esta otra manera. Caprichosa, o en verdad quizás demasiado conciente de mi aura odorífera.

Estoy fumando cada vez menos, porque el olor del cigarro me molesta como nunca antes lo había hecho. Parezco embarazada y no hay posibilidades de que esto sea una realidad, a menos que sea la nueva virgen María.

Finalmente, quiero decir que no tengo idea qué significa todo esto, pero creo que las cosas no suceden por casualidad y que tanto tema con los olores algo me debe querer decir.

Quizás, simplemente, que debo ver la película El Perfume, la cual no había querido enfrentar por haber leído ya el libro hace algunos años. De repente ahora toma otro sentido para mí.

sábado, 11 de agosto de 2007

Ser una sombra

Ayer vino a verme una amiga que no veía hace tiempo.

Estaba muy feliz porque recientemente empezó una relación amorosa con un hombre que le ha roto todos los esquemas y que le ha traído puras alegrías.

Sin embargo, algo me llamó la atención...

- Sandra, ¿qué vas a hacer en las vacaciones?
- Ay no sé, lo que pasa es que Lucas quiere ir a no-sé-dónde, entonces...blá, blá, blá....
- Ah, y ¿qué va a pasar con ese proyecto que tenías en tal parte?
- Lucas me dijo que.... blá, blá, blá, entonces no sé....
- ¿y con esto? ¿y con lo otro?
- Lucas, Lucas, Lucas....

Como a la quinta pregunta paró de hablar y me quedó mirando...

- Sombra, qué miedo. Me acabo de dar cuenta de que estoy viviendo a la sombra de este hombre. Lo conozco nada, a lo mejor es un sicópata, y ya controla cada aspecto de mi vida...

Ahí yo me eché para atrás y la quedé mirando. La Sandra es una de las personas que yo más he respetado y admirado en mi vida, por ser tremendamente inteligente, independiente, soñadora, creativa y siempre llena de proyectos. Hasta ahora.

Me di cuenta de lo vulnerables que el amor nos vuelve.
Hasta hace poco la Sandra pololeaba con otro hombre, del cual, por cierto, descubrió que no estaba enamorada.

Ahora está completamente loca por Lucas. Y eso tiene en jaque sus proyectos, planes, trabajo y hasta sus ideales de siempre. El hombre en verdad le hizo cuestionarse todo.

No sé si es malo o bueno, sin embargo, creo que es, al menos, peligroso.

Siento que la Sandra es, o era, una mujer admirable por sí misma.
Y ahora está al servicio de un hombre.

Yo me siento mucho más débil e insegura que ella.
No sé si sería capaz de decirle a un hombre que lo que ve es lo que hay, y que si no le gusta, se friegue.
No sé si estoy dispuesta a pagar caro por el amor, renunciando a muchas cosas para ganar otras.
No sé si corresponda.
No tengo idea si me volverá a pasar alguna vez, porque ya lo viví y no fui nada de feliz.

¿Será esto normal?
¿Será necesario, será saludable?

Sólo sé que me quedé llena de dudas.
Porque vi bien a la Sandra, pero por cuánto tiempo puede vivir, ser feliz, y no ser coherente con lo que siempre ha sido, eso no lo sé.
O, quizás, lo que está haciendo sea lo más coherente que ha hecho en toda su vida.

domingo, 29 de julio de 2007

I let my skin get too thin

Una de las cosas que más odio de mi misma es lo personales que dejo que se pongan las cosas.

Cuando conozco a alguien, hombre o mujer, me vuelco con todo el corazón a querer y hacer feliz a esa persona.

Y, claro, la mayoría de las veces termino sufriendo.

¿Por qué?

Simplemente, porque por lo general la gente no tiene tan altas expectativas acerca de nuestra relación, y la dejan estar.

O, lo que es peor, es que, viendo mi disposición y entrega, se suben por el chorro y se aprovechan.

Pero...

Me rebelo frente al hecho de que quizás sea yo la que tenga que cambiar.
Me niego a convertirme en una cabrona sin corazón para no pasarlo mal.
A ser dura, pesada o indiferente para no involucrarme tanto.

Así que me sigo desnudando frente a los demás. Sigo confiando, abriendo las puertas de mi casa, de mi vida, de mis sentimientos, de mi manera de ser, a los demás.

Bueno, es así también como he conseguido los mayores gozos y experiencias notables.
Y lágrimas. Miles de ellas.

La semana pasada, sin ir más lejos.

No quiero entrar en detalles acerca del quién y el cómo...

Lo único que puedo decir es que, de todos los sufrimientos que conozco, el que más me llega, el que más me duele, el que más me destruye, es el de querer y no ser correspondida, o el de querer y darme cuenta de que esa entrega solo es mal utilizada.
Y no estoy hablando de dar sin esperar nada a cambio. Estoy hablando de dar y ser, al menos, respetada de vuelta.

Me siento rara.

Porque no quiero volver a sentir lo mismo, nunca más.

Pero algo me dice, que mientras siga adelante, porfiadamente, con esta manera de enfrentar la vida, un poco naive de mi parte, lo que hay hasta ahora es lo que ha de venir muchas veces más por delante.

Quizás sea un precio justo a pagar por atreverme a ser tan distinta a los demás.
Y, sobre todo, fiel a eso mismo.

viernes, 20 de julio de 2007

Ser lo que quiero ser

Ayer me puse a pensar que tipos de mujeres hay muchos.
También me puse a pensar en verdad qué tipo de ellas soy o quiero llegar a ser.

En primer lugar, me di cuenta que soy una mujer que no tiene nada de princesa en apuros. Siempre me he asumido como mujer independiente y fuerte, con las ventajas y desventajas que eso trae. Porque aunque muchos admiran eso en una mina, muchos otros piensan que una es insensible, marimacho o autosuficiente en una mala manera. Es decir, piensan que a uno no le gusta que la quieran, la cuiden y la regaloneen. Y nada que ver. Una también se cansa, tiene pena, necesita apoyo, consejo y ayuda. Pero no depende enfermizamente de nadie para avanzar.

En segundo lugar me di cuenta que no soy feminista. No necesito agarrarme del moño con nadie para sentirme validada, y creo que cocinar y planchar no me hace menos pensante o persona. Me gusta la igualdad para ciertas cosas, pero en otras no siento que tenga que demostrar nada, y el clásico sistema del hombre que lleva los pantalones y la mujer que lo apaña en todo me acomoda, porque siento que sin mujer que acompañe, no hay hombre que pueda gobernar nada. No tengo idea si logro exponer mi criterio, pero creo que está como en la mitad. Porque me cargan las minas ultra machistas que creen que son nada más que el adorno de su macho y que no son capaces de actuar, opinar o incluso tomar decisiones sin el permiso del hombre, me parece que son hueonas cómodas, flojas y que se quieren poco. Y por el otro lado, el feminismo a ultranza me parece un fanatismo que demuestra inseguridad y miedo, con perdón de las feministas que quizás han hecho mucho por el mundo en el que vivo ahora (con derecho a votar, por ejemplo).

En tercer lugar, mi relación con los hombres ha sido un poco fruto de los dos puntos anteriores. Tengo miles de amigos, que me quieren, me respetan, me consultan, y de manera a veces muy deliciosa, me tratan de igual a igual. Ellos agradecen el saber que conmigo pueden ser como realmente son, y viceversa. Eso quizás ha alejado de mí a gallos tradicionales, fácilmente escandalizables y dominantes de tomo y lomo. También habrá espantado a chiquillos bien, clásicos, tímidos y apocados, pero la verdad es que ninguna de las dos especies me interesa mucho. Tengo los amigos que tengo, y son todos la raja, y los amores que he tenido han sido aún más bacanes, porque sé que para estar conmigo no se puede ser cualquier persona (y con esto yo no digo que sea a toda raja, sólo digo que no soy fácil).

Con las mujeres es un poco la misma historia. Las minas fru-frú y las pelolais no van conmigo. La niñita rosada de mamá que no toma piscola ni dice garabatos se cae de raja si me ve un día cualquiera. Las superficiales que juzgan sólo por las apariencias se fueron a la cresta conmigo porque se requiere tiempo, paciencia y buen ojo para saber realmente quién soy yo.

Por dentro soy sensible, adicta a la música, el cine y la literatura. Me gusta ayudar a la gente con todo lo que esté a mi alcance; me gusta sentirme querida, buscada y necesitada por otros. Odio la mentira y la deslealtad más que cualquier otra cosa, pues perdono rápido en los demás casos y no siento que sea una persona que juzga livianamente a los demás. Amo (y odio) con mucha pasión, soy habladora, atarantada a veces y muy hiperkinética (el Pelao dice que yo no duermo, me enchufo y me cargo. Felipe dice que soy un dínamo). Un poco mal genio, miedosa, llorona y tremendamente preocupada de lo que dicen los demás acerca de mí.

En resumen, si tuviera que elegir a una persona de la historia con quien identificarme, creo que sería la Inés de Suárez o la Javiera Carrera, quizás también Juana de Arco.

¡Esas sí que eran mujeres!

Metidas en un mundo de hombres, en tiempos convulsos y difíciles, no dudaron en dar todo lo que tenían por sus ideales. Fuertes, decididas, de armas tomar, apasionadas e inteligentes, fueron decisivas desde sus papeles para los hombres que las rodeaban. Aprendieron a pasarse a la gente por la raja y a hacer lo que creían que era correcto aún en desmedro de sus propios intereses y vidas. Pasaron a la historia.

Creo que eso es lo que me mueve en definitiva.
Quiero protagonizar mi vida.
Quiero hacer grandes cosas.
Quiero ser diferente, y no solo sentirme distinta a los demás.

Quiero encontrar gente que me entienda, que me acompañe, quiero cambiar la historia, por lo menos, la mía.
Soy mujer, y nadie me va a hacer quedar mal por eso.

jueves, 12 de julio de 2007

El nuevo sexo

Las nuevas generaciones me sorprenden.

De verdad.

El otro día leía en una revista, no demasiado nueva, pero actual al fin y al cabo, que los adolescentes de hoy se han vuelto muy concretos en términos sexuales.

Es decir... estos cabros hacen de todo... de todo, pero como no hay penetración, resulta que no se consideran no vírgenes.

¿Habráse visto tamaña patudez?

Después pensaba que quizás eso explica la actitud de cierto adolescente que me ronda hace tiempo. Que sigue en lo mismo de siempre, es decir, en nada, pero a la vez, bien patudamente, cada vez en más.

Ya les conté que lo primero fue, cínicamente, andarme agarrando el poto.

Luego vino el hacer que yo se lo agarrara a él. (Luego, me confesó que yo era la única mujer que alguna vez se lo había agarrado... una sombra de duda oscurece su credibilidad...)

Más adelante, primero haciendo como que era sin querer, empezó a tocarme las pechugas. Es decir, nunca me ha agarrado una, de frentón y a "full hand"... pero los roces se han ido intensificando, e incluso el otro día en una especie de carrete con más gente, el fresco pasó su mano por arriba de mi hombro y me empezó a hacer un cariñito suave en la derecha. La cara del gallo que estaba conversando con nosotros fue para momento Kodak. Y yo, me tuve que correr rápidamente, porque aparte del escándalo público que estábamos provocando, me corría la gota de sudor por la sien...

Y la última, esa si que me descolocó. Con todos los años de circo que le llevo, con toda la loca imaginación que me gasto, en verdad nunca pensé que él iba a hacer eso...

Íbamos en auto con un amigo, que se encontraba al volante. Yo estaba de copiloto y él, atrás. En un momento pasé la mano para atrás para recibir algo. Quedé atrapada. Primero fueron excelentes masajes en la mano presa. Luego, la mano ubicada en aquello para lo que todavía no encuentro un nombre digno o que no sea horripilante. (quedaría bonito el juego de palabras si dijera: ... masajes en la mano presa. Luego, la mano en la presa... pero es terrible de ordinario)

No puedo decir que haya disfrutado el momento. Ni que haya sentido nada. Me puse rígida como si estuviera cerca de una tarántula y saqué la mano en menos de diez segundos.

Lo divertido es que yo, teniendo más experiencia que él en estos temas (confirmado), me siento poco menos que su amante, que hace rato que no podría decir que entre los dos "no pasa nada" sin enrojecer por la mentira, siendo que para mi gusto falta un paso muy anterior (y gozador) que es el beso.
En cambio a él, yo no lo noto preocupado, urgido o pensativo siquiera con respecto al tema. Estoy segura que, de preguntarle, él diría tranquilo que aquí no pasa nada especial.
¿Será porque no ha habido besos?
¿Será que estoy viviendo en carne propia esto de los nuevos adolescentes-cara-de-raja-pa-la-hueá?

No tengo idea.
Me encantaría entrar en su cabeza por un rato.
Saber qué cosas le pasan cuando me toca, cuando lo toco.
Saber si tiene los mismos sueños espantosamente perturbadores que me tiene protagonizando con él.


En fin...
No me aconsejen que me lo agarre de una buena vez, porque no va en mi ADN hacerlo.
Tendría que estar terrible de borracha.

Por ahora, gozo sintiéndome deseada.
Y lo otro...
No sé por qué algo me hace intuir que ya vendrá...
todo cae por su propio peso...

y, además, como dice un comercial de cerveza en las micros por ahí...
"Igual es rico irse lento..."

viernes, 6 de julio de 2007

Artifex vitae, artifex sui.

Recién hoy, a estas alturas de la noche, de la semana, del mes, del partido, logro sentarme un rato y escribir.

Y es quizás extraño decir que nada ha cambiado.

Porque a la vez pasan tantas cosas cada día...

Es cierto que en lo global mi vida sigue un curso tranquilo, sin mayores cambios ni inflexiones, pero a la vez, cada día, tengo algo que contar a las personas con las que me encuentro, o con las que hablo.

La mejor manera que se me ocurre de explicarlo es usando la imagen de esos ríos tranquilos, que fluyen sin mayores escándalos hacia el mar. Uno puede pararse frente a ellos por horas, creyendo que nada se está moviendo. Pero entonces aparece un punto de referencia, como una pequeña hoja que pasa rauda y segura, navegando. O quizás uno siente el impulso de meterse y recién ahí nota la resistencia que opone la corriente al intentar nadar en otro sentido que no sea el que ella misma propone.

Quizás así sea necesario que suceda. Que los cambios más importantes sean leves, casi imperceptibles, pero seguros.

Quizás solo así podemos soportarlos, quizás sólo así logramos digerirlos totalmente y nos hacemos parte de ellos naturalmente.

No sé.

Ayer salí con unas amigas y mirábamos a las mujeres que nos rodeaban. Todas tan jovenes, tan bellas, tan atormentadas. Tan rápidas sus vidas, tan expuestas a estímulos y tentaciones...

Y pensé, por primera vez en mi vida, que estoy agradecida de no haber estado nunca en la línea de fuego.

Nunca la más popular, ni la más bonita, ni la más destacada, ni la más inteligente, ni la más solicitada, ni la más exitosa.

He tenido que trabajar duro para obtener todo lo que tengo, he tenido que sacarme la cresta demasiadas veces frente a la risa, el sarcasmo, el rechazo de algunos.

Estoy segura que de haber sido de otra manera, me corroerían la soberbia, el orgullo, la ironía, el prejuicio. Pero no. He tenido que aprender a palos a ser humilde, quitada de bulla, agradecida, a valorar las cosas buenas que me pasan, a aprender y a observar.

No me siento superior a nadie, simplemente, porque nunca se me ha dado serlo en verdad.
No me gusta atropellar a las personas, o mirarlas en menos, porque he vivido demasiadas veces en carne propia loque se siente cuando eso pasa.

Y aún así he sido torpe, malinencionada, prejuciosa, peleadora, orgullosa, soberbia, mentirosa, libertina y autodestructiva.

No quiero ni pensar qué habría sido de mí con más herramientas a mano.

Con más éxito frente a los hombres.
Con más poder.
Con más inteligencia.
Más popular.

Una chica plástica más, emulando a la película Mean Girls.

Por eso, feliz.
De ser yo.
De ser como soy.
De lo que me ha tocado.

Quizás suene siútico, pero en este momento me acuerdo de las palabras de Amado Nervo, en su poema de despedida a la vida. No es que crea que me voy a morir, pero hay tanto de él que me interpreta...

En paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos ni pena inmerecida;

Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas;
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

. . . Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno;
mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas,
y en cambio tuve algunas santamente serenas . . .

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!

¡Vida, estamos en paz!

martes, 26 de junio de 2007

Carpe Diem

A veces me siento grande, grande.
Me puedo el mundo sobre los hombros y me planto con seguridad ante los otros. Nada me puede botar, nada me puede dañar, soy la dueña de todos mis actos, de mi destino, de mi ser completo.

A veces me siento pequeña.
Me enrollaría como un ovillo y dejaría que el mundo siguiera girando sin mí. Siento que me tienen que tomar de la mano y ayudarme a caminar, a dar los pasos más simples, a salir adelante con las pequeñeces más básicas de cada día. Soy vulnerable a todo y a todos.

Muy pocas veces tomo conciencia de lo que tengo.

Y a pesar de la inercia y de la lata, pienso que tengo que aprovechar de leer todo lo que quiero, mientras tenga vista.

Y de escuchar todo lo que me dicen, y toda la música que me gusta, mientras tenga oído.

De bailar hasta caer rendida mientras pueda moverme con soltura.

De trabajar mientras a mi cabeza le quede agilidad y destreza.

La vida es una y hay que gastársela como tal.

Apasionadamente.

No sé por qué en el último tiempo he tenido tanta conciencia de mis dones.
Y también de mi fragilidad.
Como si de pronto, todo lo que soy y lo que tengo, fuera a desaparecer.

Ciega.
Postrada.
Sorda.
Tullida.
Muerta.

Me da escalofríos sólo pensarlo.

Por eso quiero vivir como si fuera el último día cada mañana.

¡Afírmate mundo, que aquí voy!

domingo, 17 de junio de 2007

Sin

Sucede de esta forma.
Que me tienen acorralada.

Después de que la semana pasada mi amiga me calificó de conejo asustado y a punto de ser atropellado, me llamó mi jefe a su oficina.

Empezamos a hablar del futuro, de mis proyectos dentro del trabajo y de repente, sin anestesia, la tiró:
- Bueno Sombra, y tú, en qué estás con tu vida?

- ¿En qué sentido don Salvador? - cautelosamente...

- ¿Qué edad tienes tú? ¿26, 27?

- Treinta, don Salvador

- ¿Treinta? Con mayor razón pues...

-¿?

- Sí, pues, me gustaría saber cuáles son tus proyecciones, así como hacia el futuro, dado que no podemos hablar de matrimonio aquí, si ni siquiera estás pololeando, o sea, ¿cuál es tu plan B?

Ahí en verdad como que dejé de escucharlo.
El golpe bajo me llegó directo al estómago y no es exageración decir que se me llenaron los ojos de lágrimas, una vez más.

Da lo mismo lo que vino después, porque eso sí que se enmarcó en los límites de lo que le correspondía al viejo sapo.

PERO... qué dolor me causó...

Porque siento que él interpretó en voz alta para mí lo que veo reflejado en las miradas de aquellos que me rodean.

Que qué mierda está haciendo la Sombra con su vida, que ya tiene 30 y sigue hueviando, que por qué no se pone seria, se enriela, se da cuenta que la micro ya se le fue y ejecuta el plan B.

CONCHA DE SU MADRE... ¿¿tenía que tener plan B??

No.
La verdad es que no lo tengo.

Sigo esperando que algo mágico suceda y que mi plan A, el de toda mi vida, se cumpla.
Cual Pinky y Crebro, quiero seguir intentando lo mismo cada día.
Que en mi caso no es tratar de conquistar el mundo, sino mi destino.

Pero me noto sumergida en la inercia absoluta, de días sin fin que se suceden sin mayores cambios.
Y no es que no lo haya intentado
¡Dios sabe que no es cierto!

Pero simplemente necesito un descanso.
De los tropiezos, las caídas, los planes fallidos.
Del rechazo, el stress, la angustia de salir al mundo a pelear por lo que busco.

Me han dicho siempre que el que busca siempre encuentra.
Pero también me han dicho que en el minuto menos pensado pasan las cosas buenas.
¿Es el minuto menos pensado aquel en que piensas que ya no pasó nada?

Me declaro agotada.
Me declaro incompetente.
Me declaro en quiebra.
Me declaro en total abandono.
Me declaro ignorante.
Me declaro triste, muy triste.
Me rindo.

No doy más, en mala.

No quiero hacer nada más.
No puedo soportar más fracasos.

Déjenme tranquila, sin pololo, sin futuro, sin bienes raíces propios, sin hijos, sin planes, sin hombro donde llorar ni persona a quien amar. Sin espacio que declarar mío, físico ni virtual.
Sin planes.
Sin.

Acompañada solo por la música, los deseos, el seguir adelante maquinalmente, el cruzar los dedos por debajo del mantel.
Acompañada por la pena, el desamor, la soledad y la rutina, que en estos días es mi mejor amiga.

Malas épocas se viven en estos lados.

Pero de peores he salido adelante. Y sola.
Quizás eso sea lo que debió ser siempre.

Quizás este sea mi plan A.
El único que se me permitió ejecutar, magistralmente.

domingo, 10 de junio de 2007

Sola en las micros llenas




Cuando era mucho más chica, tendría unos quince, leí en la Zona de Contacto, uno de mis referentes de la época, una cita de un gallo que decía: "Siempre viajo solo en las micros llenas"

No tengo idea por qué se me quedó pegada.

Y lo he sentido tantas, tantas veces.

Soy un mundo por mí misma.

Incomprendida a veces, sin muchas ganas de ser entendida tampoco.
Nadando contra la corriente.
Sin saber a dónde ir, qué consejos seguir.

En medio del ruido del mundo, un ser chiquitito que busca su destino.

Hace unos días me junté con una amiga mayor.

Ella me decía que le preocupaba mi vida.

Que me veía parada como en la mitad de una carretera, como un conejo asustado, esperando que algo sucediera para moverme.

Desconcertada, creo que fue la palabra que usó.

Que me iban a atropellar, remató.

Yo no sé.

Muchas veces me cuesta tomar la iniciativa con respecto a mis cosas.
Me sale más fácil y más cómodo hacer lo que corresponda cuando las circunstancias me vayan hablando.

Pero ella dijo que no, que tenía que decidirme yo, que Dios me iba a empezar a ayudar cuando yo hubiera tomado un camino, no antes.

Sola.

De los problemas, las dudas, las incertidumbres, los dolores, he aprendido a salir sola.

Así me he fortalecido, he madurado, he aprendido a creer en mí misma.

Pero también me he aislado, me he acostumbrado, he dejado pasar oportunidades y he llevado muchas relaciones, incluso con mis familiares, a niveles muy superficiales. Soy una ostra cerrada, sola en las micros llenas, en las fiestas, las conversaciones masivas, los eventos.

Me resulta, pero me da susto ser tan ermitaña a veces.

¿Seré capaz de salir de ahí alguna vez?

¿De reconocer que necesito a otros, de hacer el esfuerzo de buscarlos?

Muchas veces creo que no.
Y no sé si eso es una negación de lo que me falta, como defendiéndome de una carencia que reconozco en mí, o, simplemente, algo que aprendí a hacer forzosamente para mantenerme a flote y que hoy es un vicio muy arraigado en mí.

Me gusta que la gente me quiera, me necesite, me busque.

Pero no me gusta necesitar o buscar a la gente, especialmente en la dificultad o en la debilidad.

¿Me quedaré para siempre sola, sin ese alguien (o esos alguienes) que me entiendan y estén conmigo en lo profundo, más allá de las muchedumbres vacías con las que engaño a todos haciéndoles ver que tengo una vida normal y plena?

Hoy me decido, y le digo a Dios que me ayude, porque no quiero estar más sola, no quiero ser más un mundo habitado sólo por mí.

lunes, 4 de junio de 2007

Cual Yerko Puchento...

Parece que no me puedo sustraer del contenido prosaico y light.
Al menos, no habiendo quedado en deuda con el famoso fin de semana a todo ritmo.

Bueno, para los faranduleros de la blogósfera (espero no me estén comparando con Carlita Oshoa o alguien así) aquí va lo prometido, que dicen, es deuda.

El viernes llegué, tal como había anunciado, con Domingo al cumpleaños de la Mari.

A través del gentío pude ver cómo Feña, acompañado de la que se suponía era su ex polola, me miraba disimuladamente y se parapetaba detrás de un gordo para evitar saludarme. Me apreté el cinturón (virtualmente, claro está), tomé a Domingo y nos fuimos derechito al bar a prepararnos las envalentonadoras piscolas. Una vez que las tomamos, afuera, pingüinizándonos y fumando, entramos. Entonces yo le dije:
- Mira Domingo, me da lata esta situación de corre-que-te-pillo, así que sígueme por favor
- Como tú digas...

Me di la vuelta completa al comedor atestado de gente y me acerqué sin previo aviso.
- Hola Feña...
Él dejó su vaso sobre la mesa con un pequeño sobresalto y me contestó hablando bien rápido:
- Hola Sombra, bien y tú...
Pero yo, bien Cruella de Ville, me había movido ya y estaba en el living, diciendo:
- Domigo, ven, sentémonos aquí...

Domingo llegó detrás mío y solo comentó:
- La cara de pocos amigos de este hueón cuando lo saludé, acompañado de esos apretones de mano blandengues, como desganados, me lo dijo todo...

Y de ahí todo fue reírnos de los peces de colores y no pescarlo más.
No volví a verlo hasta como dos horas después, cuando pasó por el lado mío y se despidió, pegándome una mirada de arriba para abajo bien intensa, haciendo una mención especial en ese par de bondades que Dios me dio y que no son precisamente mis enormes ojos.

Al día siguiente venía el otro cumpleaños, donde se suponía que me encontraba con mi súper pinche cibernético. Debo decir que yo no abrigaba excesivas esperanzas, dado que ya tengo experiencia y sé que la distancia física y cibernética dan largas a los instintos y las confesiones que uno ni cagando dejaría aflorar en vivo y en directo.

Nos encontramos. Abrazo muy apretado. Él, más flaco, bronceado, muy feliz y cariñoso, pero en un sentido fraterno al parecer. Fue rico, fue una gran alegría, pero en eso quedamos.

Y eso. Nada especial. Pero tampoco nada malo.
Quiero decir que lo pasé increíble igual, que me reí como nunca, que me lo bailé todo, que canté y conversé como una posesa, que me acosté todos los días al alba.

Mi cuñada dice que un valor mío es el no haber perdido nunca las esperanzas, no haber tirado la esponja con los hombres. No sabe que en el fondo, actúo como la que no tiene nada que perder, porque en realidad muchas veces siento que lo que tenía que pasar ya no pasó y ahora sólo me queda vivir, como dicen los Fabulosos Cadillacs, como si fuera un Carnaval toda la vida...

Lo curioso es que en la última semana tres personas distintas me preguntaron por qué andaba tan radiante, y tan regia, que cuál era el nombre del hombre que me tenía así.
Y fue la raja poder decir que no hay ningún nombre en especial.

Porque estoy feliz por mí misma.
Tranquila.
Gozando con las cosas que hay.
Con la frente en alto.
Siendo, simplemente, yo.
Ni más ni menos.

Y todo lo que venga, será por añadidura.
¿Cómo perder así?

jueves, 31 de mayo de 2007

Un señor quisiera ser mujer, y una chica quiere ser señor...

Desde ayer estoy enferma, lo que me encadenó a la cama y me trajo de vuelta por 48 horas a la irresponsabilidad máxima de la infancia, esa que me hacía partir de la mano de mi mamá a cualquier parte y por el tiempo que ella determinara, total ella regía mi vida y harto bien que lo hacía; yo no conocía el urgimiento por tener que hacer la tarea de ciencias naturales o por tener que acostarme temprano, ella ya sabría cómo organizarme la vida y evitarme ataques de nervio y culpa mezclados en ese sutil y explosivo cóctel que ahora me tomo más seguido de lo que quisiera...

(Pausa para decir que la anterior debe ser la más larga de las oraciones jamás antes escrita)

Bueno. Retomo.

La cosa es que tomándome en serio el consejo-orden de mi jefa de no aparecerme en la pega hasta que estuviera sana (sí, señoras y señores, mi jefa es un ser humano con corazón, sentimientos y empatía, no un robot, ¡chúpense ésa!), me dediqué a los nunca bien ponderados deportes de:
- dormir hasta las 12 del día - almorzar - volver a dormir
- ver series de TV (God bless the gringos por series como Sex & the City, ER, Doctor House, Men in Trees, CSI y todos los derivados habidos y por haber)
- comer chocolates
- vagar por diversos blogs

Y fue precisamente haciendo esto último, cuando me di cuenta que mi blog es una real mierda.
Es decir, las comparaciones nunca han sido buenas, pero habiendo tantísima página interesante, hilarante, culta, educativa y agradable a los ojos, no puedo creer que esté al borde de cumplir 10.000 visitas.
Sí. Mi patética vida amorosa (o la carencia de ella), las nimiedades de la vida cotidiana, lo que como, lo que fumo, lo que sueño, lo que hago o dejo de hacer es tema para alguien... es interesante para alguien.

Ahí como que me bajó una mezcla de pudor (mal contenido eso sí, porque aquí me tienen, ventilando mis locuras otra vez), vergüenza ajena pero de mí misma, ternura e infinito agradecimiento.

Porque pucha que he crecido, he aprendido y he conocido gente a toda raja escribiendo este blog, que no es más que un pedacito de mí, una sombra.
A los que he visto en vivo y en directo, como Carolita, Tadashi, Pedro, Lautaro y Bendito Ravotril.
A los que nunca he visto pero no importa, como Anamaría, mi gemela; Danipez, Carola, Princessa, Puppetmaster, Soledad y tantísimos otros (no puedo nombrarlos a todos... sorry)

Gracias a todos ustedes por el cariño, por los consejos, por la paciencia y el aguante.
En serio muchas veces han sido como mi familia, e incluso más que ellos. Porque han leído y sabido cosas de mí que ellos no sospechan.

Y de ahí nació también una promesa.

Me voy a preocupar más por este blog.
No más mamonerías.
Ni lloriqueos.
Ni estupideces.

Bueno, como dice la canción de Silvio Rodríguez que encabeza este post, no quiero ser otra cosa que lo que en verdad soy.
Pero puedo mostrar cosas más interesantes. Y creo que eso es también una muestra de lo que puede ser el enfoque de mi vida.
¿Por qué estar siempre mirando pequeñeces? En mi vida hay personas, acontecimientos y pensamientos mil veces más profundos, notables y válidos para compartir con ustedes, que se lo merecen.

Para partir, un pequeño enchulamiento de la casa.

¡Bienvenidos a todos una vez más a mi mundo!


Un señor quisiera ser mujer, y una chica quiere ser señor...
y yo... yo quiero ser canción...

miércoles, 30 de mayo de 2007

A todo ritmo...

Se viene el fin de semana más agitado de la temporada. Y yo, en mejor actitud que nunca.

El viernes estoy invitada al cumpleaños de la Mari. Como ya les había contado, ella es hermana de Feña. Por lo mismo, él va a estar ahí. Pero me da lo mismo, porque voy oficialmente con Domingo, quien ya me comprometió sus servicios de guardaespaldas. Nos hemos reído preparando el famoso encuentro... por mi parte estoy hace días pensando en lo que me voy a poner. Y no es obsesión, es precaución. Ese hombre ha hecho siempre de la debilidad de las personas su mayor triunfo. El viernes no solo me va a ver, sino que me va a ver mejor de lo que él se acuerda que yo puedo estar. Y listo.

El sábado estoy invitada a otro cumpleaños, que, de manera bastante afortunada, coincide con la llegada a suelo nacional de mi coqueto amigo por MSN del último tiempo. Vamos a ver qué trae para ofrecer desde el viejo continente. Siempre nos hemos conocido y nos hemos hecho ojitos cínicamente; pero la distancia y los medios tecnológicos convirtieron a este galán en un hombre bastante más osado y directo para sus cosas...
Por último, aunque no pase nada especial, va a ser rico verlo y abrazarlo una vez más.

Qué emocionante... pase lo que pase, lo que más me mata en la vida es cuando entro en esos espacios en los que no pasa nada de nada. Creo que este tiempo no ha sido el caso. Así que todo bien, a todo ritmo, feliz, ilusionada, nerviosa, expectante...

Luego contaré lo que haya pasado, con lujo de detalles, lo prometo.

jueves, 24 de mayo de 2007

Nuevos horizontes, nueva actitud

Una vez, hace mucho tiempo, alguien me dijo que lo mejor de mí era la capacidad de reírme y de sacarle el lado positivo a todo lo que me pasaba.

Bueno, yo quiero agregar que creo merecerme el premio a la mujer más ilusa y soñadora del planeta.

Escribo en este momento el último (y espero un poco menos trágico) capítulo de mi historia personal, unilateral y tremendamente patética con Domingo.

Y dice, más o menos, así:

Ayer, estando en el trabajo, con fiebre y un resfrío que me hacía estornudar como ogro (nunca jamás he logrado hacerlo como señorita), me llegó un mensaje de Domingo.

Sombra, me saqué un rojo en la última prueba de XXX. ¿Me puedes ayudar a revisarla y cachar si puedo pedir recorrección?

Mi mente, con perfidia absoluta, imaginó de inmediato una escena que incluía a Domingo llegando con un siete en una mano, un ramo gigante de flores en la otra, cara de ¡te engañé! y una tarde deliciosa juntos riéndonos de todo y de nada.

Lo cité a mi casa hoy a las siete.

Y llegó. Con un 3 algo en la mano, sin flores, comiéndose mis chocolates y con la actitud más normal del planeta. Poco le faltó para saltar sobre mi cama y tirarse flatos. (Aquí es donde ud. esboza una sonrisa irónica y dice: ¡Siempre lo supe! Luego, por favor, póngame sobre la cabeza la coronita que dice "Miss Ingenuidad Absoluta")

El indio que llevo dentro quiso decapitarlo. Pero la mujer juiciosa y razonable que convive con él me gritó: ¡Alto! Aquí es donde metes las patas a fondo o pasas por alto el desafortunado incidente y salvas lo que va quedando de la amistad, y de paso, de tu dignidad.

Así que le ayudé a armar su recorrección, comimos juntos chocolates y nos reímos de mi adicción al Tapsin Caliente.

Se fue como a la media hora.

Quince minutos después, me llamó Hugo.

- ¿Cómo te fue?
- ¿Cómo me fue en qué?
- Sé que te juntaste hace un rato con él...
- Hueón, ¿eres de la CIA o qué?
- Es que ahora mismo vamos a ir a comprar tu regalo. ¿Qué pasó?
Le referí en pocas palabras lo que había pasado.
- Ok; ahora déjamelo a mí

Me fui a hacer trámites varios, como a la media hora me llamó Hugo nuevamente.

- Pero qué eficiente que eres
- Para que veas...
- ¿Y?
- Nada, empecé tirándole unas preguntas tipo cómo está el corazón, te gusta alguien, etc...
- Ya, ¿¿Y??
- Se puso nervioso, se fue en evasivas todo el rato, me cambió de tema y listo.
- ¿Cómo que listo?
- Sí, es que como ya habíamos comprado el regalo, me dejó ahí mismo, me dijo que tenía que estudiar demasiado y se fue rajado
- ¿Qué concluyes tú de todo esto?
- Chucha, no sé. O no está ni ahí realmente, o se cortó entero y se cagó de reconocerme lo más mínimo con respecto a ti.
- ¿Sabí que más Hugo? FIIIIIILOOOOOOOOO CON EL PENDEJO
- Así me parece. Además, está filete tu regalo

En fin.
Hasta aquí no más llego yo.
Es hora de buscarme nuevos horizontes.
De recobrar mi actitud de siempre.
Esto no me va a chupar más energías.
Lo decidí.

Por lo menos, y calzandome nuevamente la corona de la mina más ingenua del universo, pienso que conservé la amistad que había antes.
Y eso, después de tanta teleserie, creo que es harto decir.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Hermana duda...






No tengo a quien rezarle pidiendo luz,
ando tanteando el espacio a ciegas..
No me malinterpreten,
no estoy quejándome..
Soy jardinero de mis dilemas.

Hermana duda,
pasarán los años,
cambiarán las modas,
vendrán otras guerras,
perderán los mismos...
y ojalá que tú
sigas teniéndome a tiro.

pero esta noche, hermana duda,
hermana duda...dame un respiro.

No tengo a quien culpar
que no sea yo,
con mi reguero de cabos sueltos...
No me malinterpreten,
lo llevo bien, o por lo menos
hago el intento.

Hermana duda,
pasarán los discos,
subirán las aguas,
cambiarán las crisis
y pagarán los mismos
y ojalá que tú
sigas mordiendo mi lengua
pero esta noche... hermana duda..



hermana duda, dame un respiro...



(Jorge Drexler)

martes, 22 de mayo de 2007

Sweet Child O' Mine...??



Hecha un estropajo.


Si escribo es solo porque prometí mantener al día a todos los que han seguido esta desafortunada historia. Y bueno, también porque siento que me sirve. De alguna manera. Para desahogarme, quizás. Para no sentirme tan sola, seguro.


Ayer en la tarde-noche, hecha un manojo de nervios, esperaba que surgiera de la nada Domingo para sacarme todos los demonios del corazón.


Como a las siete se conectó a MSN. Yo estaba conectada, pero en modo Away. Pasó mucho, mucho rato, y nada, el desgraciado no me hablaba, mientras yo me retorcía fumando y mirando fijamente su nombre en la pantalla brillante, como si eso sirviera de algo.


Como a la media hora, más o menos, descubrí que no estaba online. Así que corregí el error rápidamente. Al instante, habló.


Domingo: Soooooooooooombra!! Feliz cumpleaños atrasadísimo!!!!!! Tienes tu celular a mano para llamarte???


...Dudas mías frente al teclado...un rato de silencio electrónico...


(Yo, de piedra por fuera, de jalea por dentro, no sabía si llorar, reír, gritar o todo a la vez)


Sombra: Sí...


Domingo: Ya, contestame altiro, bueno?


Sombra: Ok



Dos pitazos y contesté el celular, más nerviosa imposible.



Domingo: ¿Cómo estai? ¿Cómo lo pasaste?


Sombra: Bien (bastante seca yo)


Domingo: ¡¿Estai enojada?!


Sombra: No te voy a decir nada, Domingo... (porque si abro la boca te mato, agregué mentalmente)


Domingo: ¿Tengo que tomar eso como un sí o como un no? (Maldita incapacidad de nosotras las mujeres de decir lo que sentimos, maldita la incapacidad de ellos de adivinar lo que queremos, pero no podemos decir)


Sombra: Tómalo como quieras...


Domingo: .... pucha, es que en verdad no te llamé porque...


Sombra: (Interrumpiendo) Mira Domingo, el que se excusa se acusa, así que mejor no digas nada...


Domingo: Bah, entonces no digo nada, total, no tengo nada de que excusarme... ¿o sí?


Sombra: Gracias por llamar, Domingo (más seca aún)


Un silencio más largo que el día lunes...


Domingo: Bueno, te dejo porque tengo que estudiar ene...


Sombra: Que te vaya bien, adiós.



Y corté.


No pasaron ni cinco minutos. Hiroshima y Nagasaki juntos habían explotado adentro mío. Tenía tanta rabia, tanto miedo, tanta pena... me miraba al espejo y la cara que veía estaba como lejos, lejos. Me tomaba el pelo, como cuando pienso muy concentrada, no me podía ni sentar, me paseaba como león enjaulado por la pieza.


No, esto me va a hacer mal. No puedo guardármelo adentro, no puedo...


Tomé el celular. Marqué el de Domingo.

Sonó una, dos, siete veces. "Usted será transferido al buzón de voz...."


Casi tiré el celular sobre la mesa. Casi lloré. Con que ahora no me iba a contestar...


Al minuto, sonando otra vez la mugre.



Domingo: Me llamaste? (Quizás me engañe, pero había un pequeño tinte esperanzado en su voz, me pareció)


Sombra:


Domingo: Dime...


Sombra: Lo que pasa es que me arrepentí. No puedo quedarme con esto adentro, porque me va a hacer mal, simplemente. En verdad sí me pasa algo. Estoy muy, muy enojada por lo que hiciste.


Domingo: ..... (tomando aire para hablar, yo no lo dejé)


Sombra: (Disparando como metralleta) Lo que pasa es que me cargó que te desaparecieras y no me llamaras, que reaparecieras hoy tan campante como si nada, que sintieras que no había nada que hablar, ni de qué preocuparse, ni que explicar (ya ven como pongo en práctica los consejos de Hugo). Eso no se hace Domingo. No nomás. Estamos en la era de las telecomunicaciones. Hay teléfonos en cada rincón de este puto país, más encima hay mails, mensajes de texto... osea... ¿en qué mierda estabas pensando?


Domingo: Pucha, pero es que el lugar donde yo estaba en verdad no tenía señal de nada...


Sombra: Pero Domingo, si eso tú ya lo sospechabas. ¿Cómo no se te ocurrió llamar el día antes? ¿O el sábado en la mañana? ¿¿Cómo no mandaste un simple mail el día antes de irte diciendo que no ibas a estar, que me deseabas un feliz cumpleaños por adelantado??


Domingo: Es que el sábado me fui muy temprano, y la verdad es que no quise despertarte...


Sombra: Puta Domingo, ¿no sabí que es mejor pedir perdón que pedir permiso?. Con una medida tan simple quedabas como rey... en cambio quedaste como todo lo contrario...


Domingo: Ahora que me lo dices, encuentro que tienes toda la razón. Perdóname...


Sombra: Mira, no te digo esto para que me pidas perdón, te lo digo para que nunca lo vuelvas a hacer, ni conmigo ni con nadie. Es tan fácil hacer pasar un mal rato a alguien... Las personas se conocen por los detalles que hacen la diferencia o simplemente no la hacen. Pucha, era tan fácil para ti no cometer este error...


Domingo: Sombra, en verdad estaba colapsado, te encuentro toda la razón pero es que...


Sombra: Es que el colapso no es razón, pues. Si llamar no cuesta nada y te demoras cinco minutos o menos. ¿O tú crees que cada vez que necesitas hablar con alguien, o que te ayuden a estudiar para la universidad yo no tengo nada que hacer y simplemente dispongo de mis horas libres? Yo no te estoy cobrando nada, pero realmente piensa un rato y evalúa por qué me siento tan mal...


Domingo: Gracias por decírmelo...


Sombra: Sí pues, si nosotros dos siempre nos hemos preciado de tener una amistad tan la cagada, en que nos tenemos TANTA confianza y nos contamos todo, aquí va algo que quizás no es agradable ni fácil de digerir, pero que simplemente no me voy a callar por comodidad. No voy a dejar que andes por la vida siendo un huevón y sin saberlo más encima...


Domingo: Sí, es cierto... No sé qué más te puedo decir...


Sombra: No me digas nada y ándate a estudiar para tu mega prueba será mejor...


Domingo: Ya, gracias


Sombra: Que te vaya bien, adiós...


Domingo: Adiós...


Y eso sería todo.

Desapareció de MSN, desapareció de mi día.


Dudo que se haya quedado tranquilo y feliz.


Lo que es yo, me quedé con un sabor amargo en la boca.


Y con un dolor de cabeza de aquellos, por cuarto día consecutivo.


En verdad, en verdad no sé qué pensar o esperar de todo esto.


En toda la noche no pegué un ojo. Si dormitaba, eran miles las pesadillas y los fantasmas. Me levanté destruida para ir a trabajar. No fui un real aporte en todo el día, tenía la mente frita.


Y de repente me di cuenta de cómo he dejado que las cosas vayan demasiado lejos.

De cómo me han afectado más de lo normal.

No sé si es el cansancio extremo el que me hace vulnerable, las expectativas que se derrumban, el dolor acumulado y sobrellevado como una pesada mochila ineludible...


Soy una sombra, literalmente, de lo que podría ser.


Y me vuelve a dar susto.


Ese maldito sentimiento que tanto odio y que tanto me acompaña en estos últimos días...


Solo quiero cantar a grito pelado esta canción de la Alanis Morissette:


Oh these little rejections how they add up quickly

One small sideways look and I feel so ungood

Somewhere along the way I think I gave you the power to make

Me feel the way I thought only my father could


Oh these little rejections how they seem so real to me

One forgotten birthday I'm all but cooked

How these little abandonments seem to sting so easily

I'm 13 again am I 13 for good?


I can feel so unsexy for someone so beautiful

So unloved for someone so fine

I can feel so boring for someone so interesting

So ignorant for someone of sound mind


Oh these little protections how they fail to serve me

One forgotten phone call and I'm deflated

Oh these little defenses how they fail to comfort me

Your hand pulling away and I'm devastated


When will you stop leaving baby?

When will I stop deserting baby?

When will I start staying with myself?


Oh these little projections how they keep springing from me

I jump my ship as I take it personally

Oh these little rejections how they disappear quickly

The moment I decide not to abandon me........