viernes, 29 de diciembre de 2006

Para amar

La llegada a Santiago me ha traído más de un dolor de cabeza.
Tiempo de actualizaciones. Mucho café y trago; pubs, restaurantes y juntadas varias a "ponerse al día". Y es que después de un semestre fuera de mi tierra, hace falta mucha conversa...
La gente no pierde el tiempo y se lanza con desespero a contarme los mil y un detalles que los han hecho ( o mantenido) profundamente infelices durante mi ausencia.
No doy más con los desamores, divorcios, intentos de suicidio y crisis económicas de los otros. No entiendo cómo no hacen algo al respecto. Y con eso no me refiero precisamente a quejarse conmigo.
Es cierto que estuve afuera. Y que traigo cosas para compartir. Pero creo que necesito tiempo y espacio para poder entregarlas.
No me ayuda que me vomiten encima sus dolores. Porque no tengo todas las respuestas, ni todas las soluciones, ni siquiera para mí.
Hace como dos noches me acosté angustiada, cargando con los rollos del mundo.
Me doy cuenta que abrir mis oídos al interior, conocerme a mí misma e independizarme me hizo profundamente sensible a los ruidos del exterior. Me revuelco, ensordecida, totalmente aterrorizada con el ruido mortal de este mundo que no tiene piedad con nada ni con nadie.
Llegué con mentalidad y ritmo incompatibles con la gran urbe. Y lo peor es que parece que voy a ser una inadaptada por mucho tiempo más porque no me interesa cambiar, ni perder la paz conseguida.
Hay un hombre, viejo amor en mi vida, que está en Europa en este momento haciendo un post grado y que me ha empezado a mandar mails y conversar por el chat. Tenemos una especie de "flirteo" virtual muy divertido. Pero nada más.
Siento el corazón aletargado, o quizás es que también me volví lenta para amar.
Para amar a las personas que me cuentan sus problemas.
Para amar a algún hombre, o para determinar de qué manera lo amo.
Para amar a mi familia que me pregunta todo el tiempo cómo me fue y no logro decirles nada.

Necesito procesar. Necesito decantar. Necesito aferrarme a lo vivido, a la paz, a mi nueva seguridad como mujer independiente.
Para amar.