viernes, 30 de septiembre de 2005

A primera vista

Semana extraña.

Mucho trabajo, pero del mejor. Muchas cosas satisfactorias en el templo del laburo. Si les contara...

Pero con un sueño, un cansancio, sobrenatural.

Y es que hay novedades. En la teleserie de cuarta que es mi vida, donde al parecer nunca había presupuesto para nuevas contrataciones, apareció él.

Él. Hipnótico, sincero, interesante, divertido, toda una sorpresa.

"¿Quién es él?" Me preguntaron en la pega.

"¿ÉL?" No recordaba haberlo nombrado. De hecho, no lo había hecho.

"El que te tiene cantando todo el día y con esa sonrisa en la cara... ¿En qué andas tú? ¿Nuevo amor?"

¿Y yo cómo voy a saber? Apenas nos conocemos. Nos hemos visto los ojos. Pero no de la manera que se necesita para penetrar en la mente del otro. Nos hemos hablado, pero no nos hemos olido. Sonará raro pero así es.

Un millón de dudas. Muy pocas certezas.

Por ahora, sólo una gran dosis de adrenalina y de vez en cuando, un corazón desbocado.

Un recuerdo que te asalta en la mitad de las tareas cotidianas. Más de una vez. De más de una manera. Una gran cuota de curiosidad. Y otra pequeña de miedo. Sentirse así de vulnerable es como tirarse en paracaidas... no deja de tener una cuota de peligro, por atractivo que parezca.

He gastado varias horas de mis días en esta historia. Con el soundtrack permanente de un par de canciones que se quedaron pegadas en mi tímpano.

¿Volaré o me estrellaré?

Sólo el tiempo lo dirá.

lunes, 26 de septiembre de 2005

La maldita bendición de pensar, ¿o la bendita maldición de pensar?

Anoche tenía listo un largo y sesudo post con este mismo título, y por primera vez la tecnología me traicionó. Damn it! Lo perdí todo, y como eran cerca de las dos de la madrugada, me negué a rehacerlo de inmediato. Pero no hay mal que por bien no venga, y la espera me sirvió para cocinar mejor esta idea y entregárselas.

Una de las cosas que más me ha sorprendido en el último tiempo, ha sido el descubrir, de manera empírica, que para la mayoría de los machos de este país, las mujeres no estamos llamadas a ser seres pensantes u opinantes. De muestra dos experiencias:

- Hace poco descubrí que los papás de un pololo que yo tuve alguna vez, no me querían tanto como yo creía. Las razones: “Tú eras una persona que siempre tenía una opinión, Sombra. Sabías de todos los temas, metías tu cuchara. Preguntabas, manejabas datos,, los contradecías, a veces sabías más que ellos. Y eso no les gustaba. Demasiado pintamonos” (cito a un amigo cercano de la familia en cuestión) Osea… ¿lo que ellos querían era una Barbie que sonriera y asintiera? ¿Cuándo se ponía un tema en la mesa yo no podía aportar, o disentir? Oops, perdón, mi formación me indica otra cosa. En una familia donde todo se cuestiona, donde terminamos muchos de los almuerzos con enciclopedia y diccionario sobre la mesa discutiendo cada uno su punto de vista, no me imaginaba que era mal visto que quisiera participar. Pero así era. La polola del niño estaba invitada a ser el arroz del plato, ni cagando la carne. Y todo lo que saliera de ese marco era arrogancia, búsqueda de protagonismo, show.
- Cuando me junto con mis compañeras de colegio, la gran mayoría de ellas están casadas y con muchos hijos. Si me pongo a analizar el reducido grupo de las “parias solteronas”, siempre se trata de las más brillantes de mi curso. Las que han triunfado en sus trabajos. Las que participan activamente; ya sea en política, investigación, docencia, etc. Las que tienen “pachorra”, saben exponer y defender sus opiniones. Al parecer, los hombres les tienen susto. No puede una mujer brillar más que su hombre. Ni saber más. Ni ganar más. ¡¡¡DIOS NO LO PERMITA!!! Las demás, que pensaron poco y estandarizado, ahora les han dado vacaciones a sus neuronas. ¿Para qué pensar? El marido lleva las cuentas, la nana prepara la fórmula de la guagua, la profesora particular soluciona las tareas de geometría. Para verse linda para el marido, todos sabemos que se necesitan explotar otros campos.

Algunas cosas buenas he podido aprender de todo esto:

- Pensar más no te hace más inteligente ni mucho menos. Pensar más te concientiza, muchas veces de tu tontera, de tus límites, de lo mucho que te falta por avanzar. Y al ser conciente de eso, estás en posición de mejorar.
- Hay que aprender a callar, aunque se pase por tonta e inculta a veces. Total, no hay por qué andarle dando perlas a los chanchos, como dicen por ahí. Guardarse la argumentación para los lugares y personas que valen la pena. Serán pocos, pero los hay, y por lo menos ahí nadie te considera amenaza nacional. Además, el silencio te ayuda a pasar desapercibida y así puedes observar a los otros con libertad. Comprobar tus teorías, afiatar tus opiniones, ampliar tus horizontes.
- Pensar es un excelente ejercicio para el alma y la visión. Te hace más abierto, más comprensivo, más tolerante, mejor ser humano. Así que nada de reprimirse mujeres. Ser pensantes nos eleva a categorías superiores. Y esto no tiene nada que ver con machismo o feminismo. Tiene que ver con el tipo de persona que queremos ser. Con no conformarse con lo que hay.

Así que, en conclusión, me adhiero a los famosos y cabezones de antaño, cuando dijeron “Cogito, ergo sum”. O en una versión trece siglos más moderna, “Je pense, donc, je suis” Y créanme que no hay nada que yo quiera más que ser. Y de la forma que sé que quiero serlo.

sábado, 24 de septiembre de 2005

Tres

Buscando inspiración, distracción, escribir algo que no fuera quejumbroso, me encotré con esto en el blog de Píldora... lo copio descaradamente a ver qué pasa... (en defensa de mi creatividad, debo decir que agregué algunas categorías nuevas...)

Tres cosas que me asustan:
La soledad; los ladrones; las arañas

Tres personas que me hacen reír:
Mi jefe; mi péndex (lea el post anterior para más datos); Portazo, un amigo que es un per-so-na-je

Tres cosas que me gustan:
Que me rasquen la espalda; leer; bailar (agrego tres: comer; los besos; viajar)

Tres cosas que no me gustan:
Madrugar; la mala onda gratis; el amor, amistad o cariño no correspondido y malagradecido

Tres cosas que no entiendo:
Por qué la gente casi nunca dice lo que realmente quiere decir, ni hace lo que realmente quiere hacer; Por qué nadie es capaz de mejorar realmente la educación y la salud de este país; Por qué a veces tengo tanto miedo

Tres cosas en mi escritorio:
Mi computador; muchas fotos; cigarros y Coca light

Tres cosas que estoy haciendo en este momento:
Escucho música; escribo esto y planeo mi carrete nocturno

Tres cosas que quiero hacer antes de morir:
Tener hijos; viajar mucho; enamorarme de verdad y ser muy correspondida

Tres cosas que puedo hacer:
Cantar de manera más o menos decente; hablar en público con facilidad; cocinar algunas cosas notables

Tres formas de describir mi personalidad:
Extrovertida; generosa: hiperkinética

Tres defectos:
Paranóica; mal genio a veces; impulsiva

Tres cosas buenas que se dicen de mí:
Que soy inteligente, Que soy muy responsable y profesional, Que soy divertida

Tres cosas malas que se dicen de mí:
Que atosigo a la gente con mis demostraciones de cariño; Que hablo demasiado; Que soy copuchenta

Tres cosas que no quiero tener que hacer:
Dejar de trabajar; Divorciarme; Suicidarme

Tres cosas que me gustaría aprender:
Tocar algún instrumento musical; hablar muy bien al menos dos idiomas más; escribir cuentos y novelas publicables

Tres bebidas que consumo regularmente:
Café; Coca Light; Piscola

Tres canciones:
Todas las de Pedro Aznar; Can´t take my eyes off of you, de Damien Rice; The Reason, de Hoobastank

Tres películas:
Cinema Paradiso; Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; Perdidos en Tokio

Tres libros a recomendar:
Cuentos Completos de Cortázar, todos los de García Márquez; 1984 de George Orwell

Tres pasatiempos favoritos:
Leer, Ver buena TV, Escribir

Tres pecados:
Capitales: Pereza, Lujuria, Gula

Tres logros:
Ser considerada buena amiga por los que considero mis amigos; buena profesional por mis superiores; una razonablemente buena persona por mí misma

Tres aromas que disfruto:
La bencina, el pasto recién cortado, las flores del aromo

Tres cosas que le gustan a todo el mundo menos a mí:
El sushi, la música electrónica, las Palm


Espero no haberlos aburrido mucho... hagan el ejercicio, yo me entretuve bastante haciéndolo!!

viernes, 23 de septiembre de 2005

Amor en formato equivocado

Los que han leído mi blog entero (ardua tarea, los felicito, o compadezco, no sé qué decirles) ya conocen algunas de mis características personales. Lo que soy. O se supone que debiera ser. Lo que pienso. Y lo que se espera de mí que piense. No es fácil vivir en este mundo de formatos, donde todos esperan que encajes en tu pega, con tus amigos, en la manera de pensar y también en cuanto a los hombres con que sales. En mi caso, aquellos que me rodean esperan de mi, como buena señorita de familia bien, salida de colegio particular de monjas, que tenga una buena pega en una empresa respetable. Que vote por la gente de la derecha, que me junte con amigos decentes, del barrio alto, cero desenfreno, cero drogas, poco alcohol. Que el hombre con el que me vean en público sea muy parecido a mí, ojalá de colegio de largos años de tradición, carrera que le dé un trabajo de alto poder económico y que sea muy tradicional. Onda católico, camisa Polo dentro del pantalón Dockers, cinturón de cuero y chequera en el bolsillo trasero. Ya se hicieron una idea, ¿cierto? Lo malo de todo esto es que yo no calzo en este estereotipo, me marea el juego de los deber ser. Y por eso a lo largo de mi vida, con mayor o menor éxito, he escapado a este molde sin asustar a nadie. Es decir, intentando quedar bien con Dios y con el Diablo. Porque mis cercanos creen de verdad que yo busco establecerme a corto plazo con marido, hartos hijos, perro y un auto familiar estacionado a la puerta de mi casa propia en San Carlos de Apoquindo. Tengo amigos y conocidos que parecen muy de este estilo, mi trabajo no espanta a nadie, y en política apenas me meto porque no me interesa mucho. Creo que por donde más he dado rienda suelta a mis "otros yo" ha sido en el amor y la diversión. Ahí he podido diversificarme, expresarme, explorar el mundo y confirmar mis deseos de ser más abierta y original que el resto. Pero aún siendo así, a veces me he visto entrampada en amores imposibles, en formato equivocado, en relaciones extrañas y sin futuro. "Patinazos", como diría una buena amiga que comparte mis deseos de ver todas las caras de este mundo. Aprovechando que la primavera nos pone melancólicos y enamoradizos, quiero recordar algunos de mis más memorables momentos en las pantanosas aguas del "amors".

Patinazo nº 1: El mejor amigo
Si desean saber más detalles, lean, o relean, los post anteriores "Pura catarsis" (26 de julio) y "Sexo con amor" (11 de septiembre). Me enamoré hasta las patas de mi mejor amigo, también amigo de mi pololo. La intrincada relación que había entre nosotros tres hacía imposible la materialización de este amor. El hecho de que él estuviera más interesado en el sexo que en mí, terminó rompiendo todo. Sufrí más que en teleserie venezolana. Yo diría que ha sido el Patinazo más grande de mi historia, por lejos.
Grado de obsesión: 100 de 10 (todavía sueño con él, y una parte muy chiquitita de mi se ilusiona con que algún día llegue con flores a reconocer su error y de rodillas me confiese que descubrió que me ama locamente)
Grado de entretención: 7 de 10 (se pagaron muy caros los sueños hechos realidad, aunque no me arrepiento de nada)
Grado de relación física: Todos los habidos y por haber

Patinazo nº2: El comprometido
Nos conocimos en un carrete y en menos de 24 horas habíamos tenido el mejor sexo que me ha tocado en la vida. Este hombre me revolucionó las hormonas, además de levantarme el ego a mil porque nadie le ganaba en piropero y seductor. Poco después de nuestro affair me enteré de que tenía novia y guagua en camino, que se casaba antes de fin de año y que más encima se iba a vivir al Norte. En pocas palabras, debut y despedida de una ilusión.
Grado de obsesión: 5 de 10. (Era demasiado bueno para ser verdad, menos mal la verdad salió muy pronto a la luz)
Grado de entretención: 10 de 10 (mientras duró)
Grado de relación física: el clásico grado 3, magistralmente ejecutado.

Patinazo nº3: El péndex
Quien me iba a decir que a los 28 años iba a descubrir total comunicación, entendimiento y mariposas en la guata con un pendejo de 17. Por cosas de la vida me tocó trabajar codo a codo con él en un proyecto y quedé encandilada con su madurez, inteligencia, ingenio y potencial. Estar con él era mucho más interesante y entretenido que con muchos de los pasteles de mi edad. Enganchamos de inmediato y él fue capaz de ver en mí algo más que una mujer más vieja, creo que pudo apreciar a la mujer con más experiencia. Para colmo, el cabro chico es guapo, sensible y transparente. Cómo se nota que la vida no le ha dado duro todavía.
Grado de obsesión: 8 (nadie se puede resistir a tanta perfección, me metería a una cámara criogénica a esperarlo)
Grado de entretención: 10
Grado de relación física: 0 (recordemos que por ahora constituiría delito con pena de cárcel)

Patinazo nº 4: El chico humilde
Los motivos que me llevaron a fijarme en este hombre tuvieron mucho que ver con su gentileza, sencillez, inteligencia y cultura. A su lado las horas pasaban volando, pues además era entretenido, bueno para bailar, muy amigo de sus amigos, las tenía todas. Pero, como en una mala canción de Arjona, distabamos mucho de ser animales sociales de la misma calaña. Yo vivía en Las Condes, tenía auto, campo (que no es mío, sino de mi papá), había viajado un par de veces al extranjero y había salido de colegio particular. Él en cambio, era de un liceo, vivía en una comuna del sector poniente de la capital, no tenía más que la tierra de sus zapatos y jamás se había subido a un avión. Todo murió porque estas diferencias, que a mí me daban lo mismo, aterraron a este pobre hombre que se sintió indigno de una mujer tan cuica...
Grado de obsesión: 6 (me cargan los cobardes que no se las juegan)
Grado de entretención: 8 (él vivía traumado con que sus amigos y sus carretes me iban a espantar, y ese trauma era lo que echaba a perder el ambiente)
Grado de relación física: 1 (Habrá pensado que además de cuica, era cartucha...?)

Patinazo nº5: El colega
Me da mucha lata entrar en detalles, porque juré nunca más escribir sobre él. Para conocer la historia completa, léase "Vulnerable" del 29 de julio y los que le siguen. Sí, estoy hablando de Shy. Que todavía existe, que todavía llama de vez en cuando y después se hace el loco. Gracias a Dios ustedes, mis lectores y consejeros espirituales, me ayudaron a sacarlo de escena rápidamente.
Grado de obsesión: 7 (nuevamente, muy cobarde, y con demasiado rollo del pasado)
Grado de entretención: 6
Grado de relación física: 0 (maldito, con el cuerazo que se gastaba)


Como conclusión a todo esto, puedo decir que amor no tendré por ahora, pero material para entretener a mis nietos, o a los nietos de mis amigas, ya a estas alturas me va sobrando.

jueves, 22 de septiembre de 2005

Karma

Me pasa algo terrible cuando leo mis post anteriores y me doy cuenta de lo mucho que me he quejado, y de las pocas cosas felices que he podido contar en el último tiempo. Y no es que sea quejumbrosa. Tampoco que mi vida sea una mierda. De verdad, poniendome la mano en el corazón, no me puedo quejar de nada. Porque básicamente, todo está bien. Y a la vez, nada de bien. No hay novedades, no hay aventuras, no hay motivos para levantarse en la mañana y sonreirle de manera cómplice al espejo, mientras se tararea una estupida cancioncilla. El síntoma más claro: cuando me encuentro con mis amigas, no tengo nada nuevo que contar. Y cuando me siento frente a esta pantalla, no me dan ganas de escribir. ¿Para qué? ¿Para seguirme quejando? ¡Puaj! Pero bueno, al menos que como catarsis me sirva. Estoy apestada de que mi vida, (que según todos cantan, escriben y pregonan a los cuatro vientos, será muy corta) esté transcurriendo como un capítulo de la más soporífera de las teleseries.
Lo que más miedo me da de todo esto es que siento, de manera muy real, que estoy siendo víctima de mi propio karma. Estoy pagando los platos rotos de mi pasado. No es que haya sido una villana, pero tampoco fui una blanca paloma, y creo que ahora me toca estar bajo la ola, arrastrada en el suelo arenoso, tragando agua salada hasta por las orejas, ya que tanto rato me equilibré sobre su cresta.
Durante años tuve hartos amigos, buen pololo, vacaciones y panoramas entretenidos, plata en el bolsillo, planes más o menos claros y prometedores para el futuro... de la mano con eso iba el hecho de que muchas veces dejé pagando a mi familia, no tenía tiempo para pescarlos mucho. Ni tampoco a mis amigos aproblemados o más solos. Quería pasarlo bien, y me llenaba de actividades cool, iba para donde más calentaba el sol, escuchaba sólo a quienes me convenía escuchar. De pasada me preocupé de regir los destinos de unos cuantos que me rodeaban, incluyendo vetar de mi grupo a aquellos que no me gustaban. (Sí, es terrible reconocerlo, pero tenía cierta influencia sobre el modo de pensar de mis cercanos y no siempre la utilicé honorablemente).
Y llegó el día en que descubrí que con mi única hermana ya no nos hablabamos, que ni mis papás ni mis tíos me incluían en las actividades familiares, que mis amistades más antiguas se habían alejado de mí, que muchos de mis supuestos amigos actuales me daban la espalda y que preferían irse con mi pololo cuando me separé de él.
Hoy puedo decir con orgullo que he cambiado mucho. Que soy más abierta, más solidaria, acepto con mucha más facilidad a la gente, no juzgo ni intento mandar en la vida de las personas. Sentí en carne propia lo que era ser apartada, lo que era ser apuntada con el dedo, y si bien he pedido perdón a harta gente y he llorado sus buenas lágrimas, siento que todavía muchos gozan viendo como soy capaz de arrastrarme por el suelo y pasarlo mal. Las personas, partiendo por mí, no pensamos con suficiente profundidad en los sentimientos de los otros, y nos reímos con facilidad cuando otros tienen problemas que no nos tocan directamente o que no son de vida o muerte.
Hoy puedo decir también que no tengo las cosas claras acerca de mi futuro, que tengo muchos menos amigos que antes, pero son sinceros y nos hemos elegido mutuamente. No tengo amor, ni plata, pero me siento mejor persona y con mi hermana ya nos hablamos y carreteamos juntas, aunque las cicatrices de los viejos rencores no hayan sanado del todo.
Quizás deba aprender de Scarlett O´Hara y decirme a mi misma, con fuerte convencimiento: "No importa, ya lo arreglaremos mañana, porque mañana será otro día"

domingo, 11 de septiembre de 2005

Sexo con amor

Hace un tiempo leí en un blog por ahí, que el 80% de los problemas de la humanidad se solucionarían si los elementos amor, sexo y guaguas estuvieran totalmente disociados. Independiente de cuán de acuerdo con esa teoría pueda estar yo, me pareció interesante. Y a partir de mi experiencia personal, creo que algunas veces la combinación de estos elementos puede ser explosiva. Y mucho.
Es así como creo que el sexo entre dos personas que no se aman, que apenas se conocen, y que tienen muy claro que lo que están teniendo es solo eso, sexo, puede ser catártico y tremendamente satisfactorio. No tengo problemas con ese juego, siempre que las reglas estén claras para ambos, y múltiples experiencias en ese campo me han llevado a confirmarlo. Tener "Casual Sex" te libera, te sube el ego, te relaja.
Por otro lado, el sexo entre dos personas que se aman es lejos lo más embriagador y satisfactorio de la vida, en lo espiritual y corporal. Es la sublimación de todo lo demás, y ayuda a superar obstáculos, a conocer al otro más a fondo, a dar sentido a demasiadas cosas.
El problema, para mi gusto, surge cuando existe sexo y solo una cuota de amor. Paso a explicar. Una vez estuve muy, muy enamorada de un hombre al cual conocía desde hace largo tiempo. Habíamos sido amigos por años, y de a poco me fui enganchando con este tipo que llenaba muchos de mis vacíos. Lo malo vino cuando me di cuenta de que este hombre no me amaba. Y lo peor sucedió cuando él se dio cuenta de mis sentimientos, y en vez de respetarlos y alejarse, los utilizó en su propio beneficio. Este hombre trabajó mi cabeza, mi corazón y las circunstancias de manera que terminamos en la cama. En esa época yo era bastante más ingenua y creí que estabamos dando pasos hacia una relación. Me entregué por completo, solo para descubrir que una vez logrado lo que buscaba, este hombre sólo iba a reaccionar desentendiendose del asunto.
Yo era mucho más chica, ingenua y pura. Él era un bastardo. Me hizo sentir utilizada, mujer objeto, desechada una vez que la meta se ha cumplido. Y lloré. Y sufrí. Y no entendí; cosa que hasta hoy perdura. Si él sabía que yo lo quería, si él me conocia y supuestamente me apreciaba, ¿por qué me usó? He aquí la circunstancia en que sexo y amor se combinaron letalmente. No hay nada peor que tener sexo con alguien a quien amas y que éste te de a entender que sólo buscaba satisfacción básica en tí. Porque entonces no hay reciprocidad. Como en el sexo casual. Como en el sexo con amor, en que ambos están buscando lo mismo y se van a su casa felices con lo que obtuvieron. Es terrible querer ser abrazada, acariciada después de todo, y sólo recibir una invitación a vestirte y abandonar el escenario del encuentro.
¿Qué más puedo decir? Yo fui incapaz de decir y hacer nada. Nunca reuní las fuerzas para contarle que me había cagado. Nunca me acerqué para pedirle explicaciones. Ni a la mierda pude mandarlo. Él hizo todo por mí. Luego de lo que me hizo se alejó, se puso huraño, se mostraba molesto en mi presencia, cada vez que nos encontrabamos en alguna circunstancia social. Y la amistad murió. Para siempre. De tener algo muy bonito, pasamos a tener menos que nada. Porque la incomodidad y la frialdad se instalaron entre nosotros cual muro de Berlín.
No lo culpo del todo. Yo también comparto parte de la responsabilidad, ya que para dejar la embarrada se necesitan dos. Sabiendo que no me amaba, ilusamente lo dejé hacer. Lo que claramente no se compartió, fue el dolor y el pago de los platos rotos. Pero también puedo decir que ahora soy más sabia, menos ingenua y más realista acerca del tema. Pero este aprendizaje me parece pequeño teniendo en cuenta el precio que pagué.
Definitivamente amor y sexo debieran venir completamente por separado. Y uno debiera poder decidir cuándo y con quién combinarlos. Y así muchos (no sé si el 80%, pero bastantes) de los problemas de la humanidad, incluyendo los míos, se desvanecerían.

miércoles, 7 de septiembre de 2005

Letras de otros

Me he dedicado a analizar las cosas que me rodean... y he encontrado en las letras de otros algunas frases que me gustaría compartir con ustedes ahora...


LO OCULTO (1908)
Constantino Cavafis

Por cuanto hice y por cuanto dije
que no traten de encontrar quién era yo.
Un obstáculo se alzaba y transformaba
mis acciones y mi modo de vivir.
Un obstáculo se alzaba y me detenía
muchas veces cuando iba a hablar.
Mis acciones más inobservadas
y mis escritos más ocultos-sólo por allí me entenderán.
Mas acaso no vale la pena gastar
tanta atención y tanto esfuerzo para conocerme.
Más tarde -en la sociedad más perfecta-
algún otro, hecho como yo,
ciertamente surgirá y actuará libremente.


NUNCA TE VI LLORAR
(Poema de Pedro Aznar)

Nunca te vi llorar.
Ahora que lo pienso,
nunca.

¿Qué muralla levantaste
al final de la playa
para que la marea
jamás llegue a la vereda?

¿Qué pobre ventaja conseguís
andando por la vida
torciéndoles los brazos a las hadas,
apretando los dientes?

Es cierto,
alguna vez dijiste
que un día decidiste
que ya nada te haría daño.
Le deseo a tu engaño
que
se
d
e
s
m
o
r
o
n
e
.
Pronto.

FAST FORWARD
(Otro poema de Pedro Aznar)

Las cosas se mueven
a la velocidad del corazón
del que contempla

Fast Forward

Qué espera el mío,
sin paz un solo día?


Eso sería todo por hoy. Mi corazón no desea emitir más declaraciones...

Solo una cosa...

Por que todos se van de sus blogs? Me siento cuasi huérfana...

Esto es funesto!

Puta la weá, es que esta mierda de mala racha nunca se va a terminar???

Necesito un exorcismo...
un machitún...
que me dejen de hacer vudú...
que me deshagan la maldición...
que el ojo del mal del ídem se quede dormido...

o, tal vez, solo un poco de emoción...

domingo, 4 de septiembre de 2005

En el ojo del huracán... ¿o solo fuera de él?

Debo reconocer que desde que volví de Europa las cosas han estado lentas. Muy lentas. He salido poco, he visto a algunas personas, mi pieza es mi refugio predilecto y acostarme temprano se está volviendo una costumbre, cosa que será muy saludable para mi cuerpo, pero que a mi mente no le hace nada de bien.
Me imagino que recuerdan el programa "Maldita sea", en el cual los conductores tomaban una película para verla y mientras lo hacían, se saltaban partes, otras veces retrocedían, o congelaban la imagen en cierta escena. Bueno, será mala la metáfora, pero así siento que se desarrolla a veces mi vida. Los buenos momentos son siempre vividos como un "Fast Forward", las malas rachas caen encima y se quedan como si estuviésemos en "Pause". ¿Pero quien es el que está manipulando el control remoto de mi vida? Yo no quiero estar en esta nada desesperante, en que el teléfono no suena para nada, en que lugar al que voy es más fome que el anterior, en que me llegan noticias cada vez más parafernalicas de aquellos que me rodean (¿Supiste? La Juanita está esperando guagua, Mario se va a hacer un MBA a no-sé-qué-país-muy-envidiable, Pedro se compró un departamento la raja, la Carmen conoció al mino más buena onda, inteligente y simpático del planeta, etc. etc. etc.) y yo lo único que tengo para contar es que todos en mi casa están muy bien, gracias a Dios, que la pega sigue estable y que sigo soltera, aunque sin apuros ni complicaciones, por supuesto.
Hay, de hecho, una canción de Keane que me hace mucho sentido en este aspecto...

So little time
Try to understand that I´m
Trying to make a move just to stay in the game
I try to stay awake and remember my name
But everybody´s changing
And I don´t feel the same

Un amigo solía decir que estas etapas eran la calma antes de la tormenta, o el ojo del huracán. Paréntesis que la vida te daba para que pudieras tomar aliento y permitirte seguir adelante. Bueno, Señora Vida, tengo dos cosas que decirle:
1. Si en verdad esto es un respiro, creo que ya he descansado suficiente. Usted es demasiado corta como para sentarse a esperar que las cosas pasen, y creo haberle demostrado en suficientes oportunidades cuánto aprovecho y disfruto los "ventarrones" que usted me manda.
2. Si decide volver a meterme en el juego, hágalo de una vez por todas en uno bueno, no vaya a ser que ahora se me muera el perro, me echen de la pega, se incendie mi casa y a mis padres les dé cáncer... Imaginemos que yo soy Dorothy y que usted, cual gentil tornado, me toma en sus brazos y me deposita en el mágico país de Oz. De ahí en adelante le prometo tomar las riendas de mi destino solita y no molestarla más con mis pedidos y reclamos.
Eso es todo. Muchas gracias.