viernes, 23 de septiembre de 2005

Amor en formato equivocado

Los que han leído mi blog entero (ardua tarea, los felicito, o compadezco, no sé qué decirles) ya conocen algunas de mis características personales. Lo que soy. O se supone que debiera ser. Lo que pienso. Y lo que se espera de mí que piense. No es fácil vivir en este mundo de formatos, donde todos esperan que encajes en tu pega, con tus amigos, en la manera de pensar y también en cuanto a los hombres con que sales. En mi caso, aquellos que me rodean esperan de mi, como buena señorita de familia bien, salida de colegio particular de monjas, que tenga una buena pega en una empresa respetable. Que vote por la gente de la derecha, que me junte con amigos decentes, del barrio alto, cero desenfreno, cero drogas, poco alcohol. Que el hombre con el que me vean en público sea muy parecido a mí, ojalá de colegio de largos años de tradición, carrera que le dé un trabajo de alto poder económico y que sea muy tradicional. Onda católico, camisa Polo dentro del pantalón Dockers, cinturón de cuero y chequera en el bolsillo trasero. Ya se hicieron una idea, ¿cierto? Lo malo de todo esto es que yo no calzo en este estereotipo, me marea el juego de los deber ser. Y por eso a lo largo de mi vida, con mayor o menor éxito, he escapado a este molde sin asustar a nadie. Es decir, intentando quedar bien con Dios y con el Diablo. Porque mis cercanos creen de verdad que yo busco establecerme a corto plazo con marido, hartos hijos, perro y un auto familiar estacionado a la puerta de mi casa propia en San Carlos de Apoquindo. Tengo amigos y conocidos que parecen muy de este estilo, mi trabajo no espanta a nadie, y en política apenas me meto porque no me interesa mucho. Creo que por donde más he dado rienda suelta a mis "otros yo" ha sido en el amor y la diversión. Ahí he podido diversificarme, expresarme, explorar el mundo y confirmar mis deseos de ser más abierta y original que el resto. Pero aún siendo así, a veces me he visto entrampada en amores imposibles, en formato equivocado, en relaciones extrañas y sin futuro. "Patinazos", como diría una buena amiga que comparte mis deseos de ver todas las caras de este mundo. Aprovechando que la primavera nos pone melancólicos y enamoradizos, quiero recordar algunos de mis más memorables momentos en las pantanosas aguas del "amors".

Patinazo nº 1: El mejor amigo
Si desean saber más detalles, lean, o relean, los post anteriores "Pura catarsis" (26 de julio) y "Sexo con amor" (11 de septiembre). Me enamoré hasta las patas de mi mejor amigo, también amigo de mi pololo. La intrincada relación que había entre nosotros tres hacía imposible la materialización de este amor. El hecho de que él estuviera más interesado en el sexo que en mí, terminó rompiendo todo. Sufrí más que en teleserie venezolana. Yo diría que ha sido el Patinazo más grande de mi historia, por lejos.
Grado de obsesión: 100 de 10 (todavía sueño con él, y una parte muy chiquitita de mi se ilusiona con que algún día llegue con flores a reconocer su error y de rodillas me confiese que descubrió que me ama locamente)
Grado de entretención: 7 de 10 (se pagaron muy caros los sueños hechos realidad, aunque no me arrepiento de nada)
Grado de relación física: Todos los habidos y por haber

Patinazo nº2: El comprometido
Nos conocimos en un carrete y en menos de 24 horas habíamos tenido el mejor sexo que me ha tocado en la vida. Este hombre me revolucionó las hormonas, además de levantarme el ego a mil porque nadie le ganaba en piropero y seductor. Poco después de nuestro affair me enteré de que tenía novia y guagua en camino, que se casaba antes de fin de año y que más encima se iba a vivir al Norte. En pocas palabras, debut y despedida de una ilusión.
Grado de obsesión: 5 de 10. (Era demasiado bueno para ser verdad, menos mal la verdad salió muy pronto a la luz)
Grado de entretención: 10 de 10 (mientras duró)
Grado de relación física: el clásico grado 3, magistralmente ejecutado.

Patinazo nº3: El péndex
Quien me iba a decir que a los 28 años iba a descubrir total comunicación, entendimiento y mariposas en la guata con un pendejo de 17. Por cosas de la vida me tocó trabajar codo a codo con él en un proyecto y quedé encandilada con su madurez, inteligencia, ingenio y potencial. Estar con él era mucho más interesante y entretenido que con muchos de los pasteles de mi edad. Enganchamos de inmediato y él fue capaz de ver en mí algo más que una mujer más vieja, creo que pudo apreciar a la mujer con más experiencia. Para colmo, el cabro chico es guapo, sensible y transparente. Cómo se nota que la vida no le ha dado duro todavía.
Grado de obsesión: 8 (nadie se puede resistir a tanta perfección, me metería a una cámara criogénica a esperarlo)
Grado de entretención: 10
Grado de relación física: 0 (recordemos que por ahora constituiría delito con pena de cárcel)

Patinazo nº 4: El chico humilde
Los motivos que me llevaron a fijarme en este hombre tuvieron mucho que ver con su gentileza, sencillez, inteligencia y cultura. A su lado las horas pasaban volando, pues además era entretenido, bueno para bailar, muy amigo de sus amigos, las tenía todas. Pero, como en una mala canción de Arjona, distabamos mucho de ser animales sociales de la misma calaña. Yo vivía en Las Condes, tenía auto, campo (que no es mío, sino de mi papá), había viajado un par de veces al extranjero y había salido de colegio particular. Él en cambio, era de un liceo, vivía en una comuna del sector poniente de la capital, no tenía más que la tierra de sus zapatos y jamás se había subido a un avión. Todo murió porque estas diferencias, que a mí me daban lo mismo, aterraron a este pobre hombre que se sintió indigno de una mujer tan cuica...
Grado de obsesión: 6 (me cargan los cobardes que no se las juegan)
Grado de entretención: 8 (él vivía traumado con que sus amigos y sus carretes me iban a espantar, y ese trauma era lo que echaba a perder el ambiente)
Grado de relación física: 1 (Habrá pensado que además de cuica, era cartucha...?)

Patinazo nº5: El colega
Me da mucha lata entrar en detalles, porque juré nunca más escribir sobre él. Para conocer la historia completa, léase "Vulnerable" del 29 de julio y los que le siguen. Sí, estoy hablando de Shy. Que todavía existe, que todavía llama de vez en cuando y después se hace el loco. Gracias a Dios ustedes, mis lectores y consejeros espirituales, me ayudaron a sacarlo de escena rápidamente.
Grado de obsesión: 7 (nuevamente, muy cobarde, y con demasiado rollo del pasado)
Grado de entretención: 6
Grado de relación física: 0 (maldito, con el cuerazo que se gastaba)


Como conclusión a todo esto, puedo decir que amor no tendré por ahora, pero material para entretener a mis nietos, o a los nietos de mis amigas, ya a estas alturas me va sobrando.

3 comentarios:

P dijo...

Patinazo n 6
el blogger

Ja mentira

Encontré top eso de querer ver todas las caras del mundo...

Aah... una chica once años mayor también se entusiasmó conmigo y al leerte me imagino que eso debió ver en mí y eso debí haber visto en ella.

Sus inconsecuencias al hablar y actuar terminaron por desilusionarme.

Como también su convicción de que igual íbamos a terminar tirando. Me apestó tanto que no lo hicimos.

Me entretuve con tu publicación.

Pedro

pd: eres la primera persona no gay a la que le gusto por blog

Lautaro dijo...

sombrita!!! veo que volviste con todas las ganas de la primavera y estás escribiendo más y hasta mejor que antes. genial mi shadow.
si tu encuentras que son muchos los patinazos quiere decir que yo tengo bien puesto el segundo adjetivo del título de mi blog porque a mi ya se me olvidan la enorme cantidad (que no quiere decir calidad) de pasteles en mi vida y si tuviera hijos y estos los propios, estaría contándoles mis fechorías amorosas y sexológicas hasta que me diera alzheimer.
Estoy muy contento de que me hayas escrito un mail y me hayas enviado una fotito tuya para ver tu hermoso rostro sonriéndome a la distancia.
Bear hug,

Lautaro dijo...

ahh, y se me olvidó decirte que en este post de patinazos parece que Pedro se refiere indirectamente a mí como uno de los chicos que lo han piropeado, jejeje.