Cuida bien tus estrellas, mujer, cuida bien tus estrellas
Soy, según un par de personas que coincidente (e independientemente) esta semana se dedicaron a analizarme, una persona muy "armada"; que es eficiente, que se las bate sola, que es tremendamente autosuficiente, que no necesita a nadie....
Qué increíble, pensaba yo, días después, cómo uno aprende a defenderse, a camuflarse, para no sufrir. A no mostrar el talón de Aquiles... porque pocas veces he visto a nadie tan necesitada de cariño como yo; tan dependiente del resto, tan sensible y en ese sentido tan débil... sin embargo me muestro ejecutiva, segura de mí misma; me las arreglo sola en casi todo ámbito, y mientras más necesito de contacto humano, más sola estoy.
El otro día salí a tomarme algo con ese hombre que me ha estado quitando las fuerzas, las ganas, las motivaciones y las esperanzas, y, curiosamente, a la vez dándomelas a cada instante durante todo este año. Mientras conversábamos unas cervezas sentados en una terraza de ese Santiago asfixiante que solo se tolera a eso de las ocho de la noche, una estrella luminosa y clara apareció por sobre su hombro derecho en mi horizonte.
Y recordé... recordé que las estrellas siempre simbolizan deseos, especialmente las primeras. Recordé esa canción de Silvio Rodríguez que se llama Judith y que dice con claridad e insistencia que como mujer debo cuidar mis estrellas, como el título de este post... y me fui... lejos, lejos, lejos.... y todo el año se me vino encima; con toda esa energía gastada, con todo el dolor, la inseguridad, el miedo, la espera; con tanto sentimiento sufrido en carne viva, con tan poco avance.
Y decidí pedir un deseo, desde mi triste soledad, desde mi inamovilidad en la vida, desde la aparente falta de esperanzas.
Le pedí a su estrella, esa que se asomó por sobre su hombro, que todo lo vivido juntos se cristalice en algo bueno y duradero; que lo que hemos construido nunca se pierda; porque ya ni siquiera pierdo las fuerzas en pedir que evolucione a otra cosa, total, hemos sido tan felices así no más... que aparezca otro que me dé todo lo demás que me falta; pero que no me quite lo que tengo, porque como él mismo dijo ese día, llega a dar escalofríos la manera en que nos parecemos, en la manera de vivir, pensar y sentir las cosas...
Así no más es.... decidida a cuidar mis estrellas, las cuales han llegado tantas veces a mi casa con formas y nombres que no son los que esperaba, que no son las que he podido entender, pero estrellas al fin.
Quizás es hora de que empiece, en vez de buscar pulirlas, cambiarles el brillo o atraparlas, dejarlas brillar, libres y felices, sobre mi pequeña y tonta cabeza, y quizás así también me sienta menos sola e incomprendida.