martes, 11 de octubre de 2005

Solamente un impulso, ¿y?

Siendo las 3:30 am, y sin atisbos de sueño, anoche me puse a navegar en las díscolas aguas de la televisión chilena, buscando algo que me pusiera a descansar, al menos por un rato. Y es que cada vez que estoy intensamente estresada, pareciera ser que mi cuerpo y mi mente agarran vuelo buscando capear el temporal. Mis amigos se ríen de mí. Me dicen que ando hiperventilada, empilada, que en esos días no me voy a acostar sino que más bien me enchufo y me pongo a recargar. Para seguir adelante. Para salir adelante. Y sucede entonces que, a pesar del agotamiento, me cuesta dormirme. O me despierto a horas ridículamente tempranas. A veces, hasta en la mitad de la noche. Y ahí sí que extraño tener a alguien que me acune en sus brazos, me hable despacito de cosas nimias y me haga volver a conciliar el sueño. En vez de eso, tengo que conformarme con pasearme entre las cuatro paredes (dos de ellas rojas) de mi pieza, cual animal enjaulado, acompañada por la luz incandescente de mi cigarro y la música que la maña de turno me dicte. Mala cosa esto del insomnio.
Y sucedió que mientras veía puras estupideces en la tele, me pillé masticando más de la cuenta una frase que un personaje le lanzó a otro en plena cara durante una olvidable escena de una olvidable serie gringa.
- ¿Por qué te crees la peor persona de este planeta? Es el orgullo más grande que he visto... No estás destinado a ser de los peores. Ni de los mejores. Es un papel demasiado importante, que francamente, no te mereces.
O algo así.
Y me di cuenta de que la autocompasión ha sido mi muleta más grande en este último tiempo. Pobrecita de mí, incomprendida por el resto, negreada por mis jefes, abandonada por mis amigos, ignorada por mi familia, juzgada sin compasión por mí misma.
Qué soberana huevona. Qué soberana llorona.
Sólo soy una persona más, con una vida más, con problemas a veces grandes, a veces chicos, que en algunas ocasiones me sale fácil enfrentar y en otras, más difícil. En resumen... común y corriente.
Entonces me dieron ganas de hacer algo distinto, para variar y dejar de autocompadecerme. Algo impulsivo. Algo divertido. Como por ejemplo, tomar mi mochila, alguna persona dispuesta a actuar más que preguntar, y partir. Sin rumbo fijo, sin esquemas ni planes. Cual Thelma y Louise (esperando, obviamente, no terminar como ellas)... o Will & Grace, o Romeo y Julieta, o filo. Nosotros dos no más.
Dejar de darme vueltas en el aire, siempre sobre lo mismo, y lanzarme a actuar. Quizás algo chico, quizás un gran tema, la gracia está en no saber muy bien qué. Más bien en ser capaz de reconocer la oportunidad que se presenta y aprovecharla. Lejos de esta pantalla brillante y absorvente. Lejos de mis cuatro paredes, por mucho que me guste su color.
Y quizás pueda contarles cosas frescas y nuevas, anécdotas divertidas como las sacadas de chucha de Pedro, o enternecedoras como el desayuno a la cama que Eleutherio le lleva a su papá.
(Lo malo es que llevarle desayuno a mi papá no sería gran gracia, pues se encuentra en este momento a dos piezas de distancia, y la sacada de chucha sería segura puesto que nunca aprendí a esquiar...)
Resumiendo... dedico mis pilas y mi esfuerzo a hacerle una reestructuración a mis experiencias del último tiempo. Ya veremos cómo me va. Pero con esta filosofía siento, que sin importar el resultado final, quejas no van a caber por ninguna parte.
Y con respecto al trabajo... el trabajo puede esperar.

2 comentarios:

P dijo...

¡Qué heavy!

Me quedo pensando eso del autocompadecimiento.

En eso de ser común y corriente.

Lautaro dijo...

jejeje, sombrita. parece que entendiste al reves esa frase que puse en mi post porque el que me llevó el desayuno fue mi papá. suecede que cuando voy a verlo duermo hasta que al mediodía me despierta la sirena de los bomberos que están a auna cuadra de la casa y mi papá me lleva siempre el desayuno a las diez con el ánimo que me levante pero yo sigo durmiendo después de eso.
como tu hermanito mayor te cantaría el "duerme, duerme negrito" y como Will te acompañaría a mochilear.
te pegas una vueltita por el puerto? me vienes a ver?
sería feliz rompiendo la promesa de vernos en un recital de Pedro Aznar.
y para mí no eres común y corriente.
bear hug,