La confianza
No tengo idea a pito de qué, pero me encontré pensando seriamente en el tema de la confianza.
Cómo, cuándo y por qué llega uno a confiar en las personas.
Y en los tipos de confianza que existen.
Por ejemplo, para mí, existe una confianza práctica... esa que se podría denominar familiaridad.
Esa que te lleva a estar en una casa y sentirla como si fuera propia.
En mi caso personal, hay dos señales que me indican que estoy en territorio que me es familiar... poder abrir el refrigerador, aunque sea solo para curiosear (cosa que nunca jamás hago sin permiso, lo mismo que destapar ollas, me inculcaron desde chiquitita que eso era muy maleducado), y poder sacarme los zapatos. Plus absoluto: andar a pata pelada por todas partes y meterme a la cama del dueño o dueña de casa, aunque sea bajo el cubrecamas, para ver tele, conversar o escuchar música.
Si no estamos en una casa, la confianza se podría manifestar en poder comentar abiertamente que se tiene el calzón cuneteado y pedir ayuda para camuflar la maniobra de corrección de tan incómoda situación. O el poder bostezar sin tapujos, a boca cerrada, o abierta y correctamente (carreñamente) tapada con la mano.
Ah... aclaración importante... esta confianza no es tema de tiempo, he sido amiga por años de gente a la cual nica le toco el refrigerador y con la cual nunca llegué a sentarme más allá de la punta de la silla. Me pasó de hecho con un pololo que tuve por más de cinco años y nunca pude sentirme más que de visita en su casa. En cambio hay lugares donde he cruzado el umbral y he sentido la calidez de la bienvenida desde el primer minuto.
Luego viene la confianza más de fondo, la más difícil de lograr. Lo que yo llamaría intimidad.
La que permite contar las cosas más hilarantes, las más vergonzosas, las más tétricas, sin temor a ser juzgado, dejado de lado o reprimido por el otro.
Se nota porque la gente te mira muy directo a los ojos al hablar, sin miedo a que tú puedas leer la verdad en ellos, porque son veraces a la hora de responder preguntas, y frontales para felicitarte tanto como para retarte si consideran que hiciste una lesera.
Creo que esta confianza sí nace del tiempo, y florece cuando uno la va cultivando con experiencias compartidas y con el mostrarse tal cual uno es sin trancas.
Pero también es importante tener de base ese feeling de la primera impresión, que te da la pauta para darte cuenta de que esta que tienes al frente es una persona con la cual puedes intimar.
En fin...
Mi padre, que es un viejo muy sabio, dice que conocidos se tienen muchos y amigos unos pocos.
Puedo decir que amigos de verdad, a los que les muestro mi yo desnudo, a pata pelada y sonriente, tengo unos tres o cuatro.
Y creo ser afortunada, porque a pesar de ser sociable, abierta y acogedora, me he encontrado con pocas personas que simple y llanamente deseen compartir sus vidas tan a fondo como éstas.
Pero a ellos les debo en varios casos, el que esté de pie.
Y no me arrepiento, en ningún caso, de haberles abierto mi casa, mi cama y mi refrigerador.
4 comentarios:
mmm... yo tiendo a desconfiar antes de confiar... yo construyo una muralla alta que separa a los amigos de los conocidos... y sí, tener confianza es poder abrir el regrigerador, tienes razón, saludos y gracias por ir a verme, c.
Confianza, confianza es creer en la otra persona también, ver a la ota persona a los ojos y saber que no te miente.
Confianza, también es no meterse en las cosas de la otra persona a menos que esté presente y te diga que sí lo puedes hacer.
Confianza, es sentir que la otra persona también te apoyará cuando la necesites...
Bueno, pero supongo que no fue a pito de mí. O sea, no quiero caer en lo egocéntrico de pensar en que mi invitación desencadenó estos pensamientos en ti.
Es que yo juro que ya tienes confianza hasta de tirarte un peo en mi rostro, no sé por qué.
Blessed bear hug,
Eleu
P.S.: Perdona lo gráfico! :D
Confianza?!...
Me encanta gozar de ese beneficio...
No lo uso con ningún fin...
Sólo me gusta tenerlo...
Saludos...
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