miércoles, 2 de noviembre de 2005

Sombra asombrada

Santiago, una calle cualquiera, aproximadamente las 4 p.m.
Sombra y el Pelao se derriten bajo el sol generoso de un noviembre que promete grandes temperaturas. Ella, apestada del famoso taco hasta decir basta, manipula la radio como si estuviera poseída. Sólo reggaetón y otras mierdas. Suspira, haciendo que vuele su chasquilla de manera divertida.
- Te ves pésimo. Estás con unas ojeras que te las encargo - dice él mirándola fijamente.
- Gracias, amigo.
- En verdad, para hueona o te vai a morir de un infarto.
- Si Pelao, más rato paro. Te compro lo del infarto. Préndeme un cigarro, porfa.
- Búscate un hueón mejor, que te dé tu merecido - sonríe, travieso.
- Por qué chucha los hombres sólo piensan en eso. Como si la hueá fuera la media solución... búscate una canción y deja de aleccionarme!!!
- ¿Te digo algo? Andai bien densa. Osea, no estai pesada, ni nada por el estilo, pero menos tolerante que siempre. Ánimo mi chiquilla. Se nota que estai raja - Y al decir esto, pone su mano sobre la mano de Sombra, que descansa en la palanca de cambios.

El Pelao me conoce bien. Será porque trabajamos juntos y me lleva todos los días a la pega, cuando no lo hago yo. Su señora me manda queques y strudell al desayuno, porque sabe que me levanto hecha una bala y nunca alcanzo a comer nada antes de salir. Él me compra Coca-Cola y me presenta a sus amigos. Es una persona amable, dulce y acogedora como sólo los de regiones saben serlo. Y lento, como provinciano también. Por eso nos llevamos tan bien. Él le pone freno a mi vertiginosa existencia, y me reta cuando me voy manejando como alma que lleva el diablo.

Lo que el Pelao no sabe es que tiene razón. Estoy raja, y por primera vez en mi vida, sintiendo que esta cosa del trabajo me ha afectado la salud. Hace días que ando con un dolor de cabeza, tipo resaca para los entendidos, pero cerca de la nuca. Olvídense de agacharme e incorporarme rápido. De saltar, gritar o correr. Me retumba todo. Si al menos hubiese tomado como para estar así.
¿Iré a morirme?
Demás.
Si eso sucede, declaro altiro que no me arrepiento de nada y que notarán mi deceso a través del silencio en este blog. No vayan a mi funeral. Va a estar lleno de viejas mamonas (mis tías).

Repentinamente, el Pelao toca una tecla y aparece, maravillosa, en mis orejas: I´d rather dance with you...
- Déjala, súbele, báilala, cántala!!!! - a velocidad de metralleta, yo.
- QUÉ-ES-ESTO?
- Kings of Convenience - y sigo cantando como si fuera lo más normal del mundo.
- Estai más loca de lo que pensaba - con el dedo en el aire, posición en que quedó cuando lo paré con mis gritos eufóricos...

La vida me da sorpresas a cada rato. Me esperan a la vuelta de cada esquina y a un toque del dial. Si es la muerte, bienvenida sea. Lo único que pido, es que no llegue antes de que termine noviembre.

2 comentarios:

Lautaro dijo...

aer mi niña. yo opino que pa' empezar debes dejar el blog un tiempo, por lo menos hasta que pase esta etapa tan llena de pega. se te echará mucho de menos, pero te entenderemos. la opción para que leas de una manera más práctica tus blogs favoritos ya te la di.
te envío mucha fuerza para que no desanimes y todo salga bien.
big bear hug,

McRoyal dijo...

hace rato que no te leía, debo admitirlo.
Pero estoy feliz porque te leo como más jugada, por lo menos en las letras.

Me gustó lo que encontré, anda a descansar un rato